En este tramo tan importante del evangelio, plagado de detalles, se pueden sacar en claro muchos aspectos diferentes. Saquemos hoy dos puntos a meditar en nuestra oración; son las dos posturas ante Cristo.
Por un lado confirmamos que el que no está con Cristo está contra Él; muchos son los que se alegraron de su muerte y les une el estar contra Él; en ese momento estaban despreciándole fariseos junto con saduceos, judíos junto a soldados, y sorprendentemente en esta ocasión es cuando Herodes y Pilato trazan un hilo de amistad; el mal actúa personalmente y en masa para alejarnos de Dios, incluso con una aparente unión.
Por otro lado está la actitud del ladrón arrepentido, que reconoce a Jesús como el Salvador y el Sin pecado, y quiere hacer reflexionar a su compañero sobre esto; humildemente arrepentido pide al Señor piedad de él. Adoptemos esta actitud ante el Señor; caigamos siempre en la cuenta de que le fallamos y nos vamos alejando de Él; acudamos a la confesión para poder volver a estar más cerca de su lado y demos al mundo la gran noticia de la alegría de que tenemos un Padre que ahora mismo nos está amando.