14 marzo 2018. Miércoles de la IV semana de Cuaresma – Puntos de oración


¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Nuestro Dios, según el profeta Isaías, y según Jesucristo, es más que una madre, y no solo no se olvida de su criatura, sino que es la mejor Madre y el mejor Padre posible. El salmista se encarga hoy de describirnos a este Dios en 12 rasgos impresionantes:
  • Es clemente
  • Es misericordioso
  • Es lento a la ira
  • Es rico en piedad
  • Es bueno con todos
  • Es cariñoso
  • Es fiel a sus palabras
  • Es bondadoso en sus acciones
  • Sostiene a los que se van a caer
  • Endereza a los que se doblan
  • Es justo
  • Está cerca de los que lo invocan

¡Qué amor de Padre-Madre! ¡Qué suerte tener un Dios así! Mejor dicho ¡qué suerte saber que Dios es así!
 Muchos no lo conocen, creen en otros dioses o tienen otra forma de entender a Dios. Quizá no lo han estudiado suficiente o se lo han contado mal. Quizá no han hecho suficiente esfuerzo por saber cómo es o, quizá, les interesa que sea de otra forma. Quizá no se han fiado de los profetas y, ni siquiera han querido escuchar a Jesucristo…
¡Pobrecillos! Quizá se vayan a morir sin saber que han tenido un Dios que los ama así… Es igual, porque Dios los sigue amando así, pero ¡qué pena que no lo vayan a saber nunca y no puedan nunca alabarle y darle gracias!
¿Seríamos nosotros capaces de conseguir que a nadie le pase eso? ¿Será capaz la oración de hoy y nuestra generosidad y disponibilidad a Dios, de ofrecernos para hablar a todos de lo que Dios le ama? Y lo deberíamos hacer con nuestra palabra y con nuestra vida. Así que vamos a aprendernos de memoria el salmo y se lo vamos a ir contando a cualquiera que nos encontremos por ahí, especialmente cuando nos pregunten: “¿Oye, tú por qué eres tan clemente, tan misericordioso, tan…?”

Archivo del blog