8 marzo 2018. Jueves de la III semana de Cuaresma – San Juan de Dios – Puntos de oración

Nos ponemos en la presencia del Señor y preparamos este ratito de oración con mucho amor: Jesús lleva esperándolo mucho rato. Ponte en su presencia y pídele a la Virgen que te ayude.
La cuaresma sigue avanzando y las lecturas de hoy sirven para ver cómo se queja el Corazón de un Dios. En la primera lectura Dios se queja de que nadie le escucha. Durante toda la historia del pueblo elegido en muchas ocasiones ha enviado Dios a sus profetas, le ha dicho: “Escuchad mi voz. Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Seguid el camino que os señalo y todo os irá bien”. Pero no escucharon ni hicieron caso… Me dieron la espalda y no la cara… Les envié a los profetas, un día tras otro; pero no me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la cerviz y fueron peores que sus padres.
Dios va buscando por las calles alguien que quiera escucharle. Te invito este rato de oración a hacer silencio verdadero y escuchar al Señor. Si estás delante de un sagrario, mira la puerta de ese sagrario y métete dentro y escucha: sentirás la voz de Jesús que te habla con mucho cariño; son tan pocos los que le escuchan que hasta tiene miedo de perderte.
En el Evangelio, Jesús hacer caer en contradicción a los judíos porque no entienden cómo Jesús puede hacer los milagros que hace y le achacan que los hace por el poder del demonio. Esta afirmación enfada a Jesús y les hace ver que si hace cosas en contra de Satanás no puede hacerlas con el poder del demonio. Todo antes que aceptar que Jesús es el Mesías. La división siempre es del demonio. Dios siempre busca la unidad; por eso el amor a Dios siempre debe ser completo. Esos cristianos que dicen ‘Dios sí pero Jesús no’, o ‘Jesús sí pero iglesia no’; esos no sirven al verdadero Señor. El verdadero seguidor de Jesús busca la unidad y por eso ama a Dios, a Jesús, a la Iglesia, al Papa, a los obispos y sacerdotes.
 “Este sacramento de la unidad, este lazo de concordia en una cohesión indisoluble, se nos muestra en el evangelio a través de la imagen de la túnica del Señor. No puede ser dividida ni rota, sino que la echarán en suertes para saber a quién le toca revestirse de Cristo. Es el símbolo de la unidad que viene de arriba”. (San Cipriano).
Para terminar, te invito a gozar de estos versos de Lope de Vega:
Pastor, que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
tú me hiciste cayado de este leño
en que tiendes los brazos poderosos.
Vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres,
espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?

Archivo del blog