30 marzo 2018. Viernes Santo – Puntos de oración


La oración del Viernes Santo es la oración a los pies de Jesús crucificado. Me quedo contemplando a Jesús en la Cruz, mirándolo con mucha devoción, como lo hizo María. Y hablo con Él y con Ella, según lo que mi corazón me sugiera.
El mismo S. Ignacio nos indica cuál es el fruto que debo pedir en esta oración: “...pedir lo que quiero, lo apropiado en la Pasión: dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó por mí” [EE. 203].
Lo único que hay que hacer hoy es estar junto a la Virgen a los pies de Jesús. Y dejar que se nos llene el corazón de pena, de amor y de gratitud hacia Jesús por “amarme hasta el extremo”.
Si quieres entreteje unos textos de las Escrituras o una poesía por si te ayudan:
“Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados. Él soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados”.  (Isaías 53, 5).
“Se negó a sí mismo hasta la muerte, y fue contado entre los pecadores, cuando en realidad llevaba sobre sí los pecados de muchos, e intercedía por los pecadores”.  (Isaías 53, 12).
“Así se manifestó el amor de Dios entre nosotros. No somos nosotros los que hemos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados: en esto está el amor”.  (1 Juan 4, 10).
Jesús, sólo en tu mirada encuentro el perdón...
porque tú no me juzgas, no me rechazas, ni me exiges nada...
Sólo me esperas a la puerta, para que cuando regrese,
siempre la encuentre abierta...
Jesús, sólo en tu mirada encuentro el perdón...
porque sólo el que ama y recibe al otro,
perdona de verdad...
y tú me aceptas y me quieres tal como soy...
Jesús, sólo en tu mirada encuentro el perdón...
y en ella sana la herida de mi alma...
porque tus ojos cicatrizan las huellas de mis culpas y debilidades...
Jesús, sólo en tu mirada encuentro el perdón...,
porque te colocas junto a mí,
junto a mis heridas, junto a mi dolor...
Jesús, sólo en tu mirada encuentro amor, compasión,
calor que quema y apaga mi culpa y mi dolor…
Jesús, sólo en tu mirada encuentro perdón...
palabra de aliento...,
caricia de brisa suave...,
abrazo de comprensión...
Jesús, tu mirada me libera
del peso de mi culpabilidad...,
de la condena de mis faltas...,
del rechazo de mis maldades...
Jesús, tu mirada me purifica
y tu corazón me santifica y me sana...
Jesús, sólo en tu mirada encuentro el perdón...
(M. J. Fernández)
Poniéndome en la presencia de Jesús Crucificado termino también la oración, según la recomendación que nos hace S. Ignacio, teniendo un coloquio con Él. Me imagino y me pregunto:
- Ante Cristo nuestro Señor delante y puesto en cruz:
… cómo de creador ha venido a hacerse hombre,
… y de vida eterna a muerte temporal,
… y hasta a morir por mis pecados.
- Otro tanto mirándome a mí mismo, me pregunto:
… lo que he hecho por Cristo,
… lo que hago por Cristo,
… y lo que debo hacer por Cristo.
Y así, viéndole crucificado y colgado en la cruz, le expreso lo que espontáneamente siento y quiero decirle [EE. 53].

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