Hoy es el día más mariano del año.
Muerto y sepultado Jesús, el Señor, la
Iglesia solo existe en María, la discípula creyente y fiel, la mujer de fuerte
esperanza. Nos apiñamos en su entorno, como las mujeres dolientes y amantes de
Jesús, y aunque apenas entendemos nada del misterio de Jesús, queremos que la
actitud, el ejemplo y la intercesión de María nos empujen a vivir de fe y amor.
¿Qué hace María, cómo cree y ora María
en estas horas del sábado santo? En realidad, no hace nada: El dolor tan
grande, tan imposible de describir, la hubiera matado si no hubiera recibido
una asistencia especial de Dios, pero toda su alma y corazón están como
anegados en un padecer inimaginable.
¿Qué hace María el sábado santo? Padece
con paciencia incansable, acoge el misterio de la voluntad de Dios y con una fe
sobrehumana repite: “He aquí la esclava, hágase”.
María cree en la entrega de su hijo
hasta el extremo del amor, y sabe que ese Amor y ese Hijo no pueden morir para
siempre. María, más allá de toda esperanza, cree en la Resurrección y confía
que, como dijo Jesús, “cuando sea levantado en la cruz, atraeré a todos hacia
mí”, por tanto espera la Gloria de Jesús y la Salvación de todos.
¿Qué hace María el sábado
santo? Podemos acompañarla “repasando” lo que ha visto y vivido en
las últimas 48 horas; porque esa era su costumbre ante los misterios de la vida
de su Hijo, desde el nacimiento. Y “reflectir”, reflejar en mi propia persona,
lo que le ha ocurrido a Jesús:
- Cenáculo y lavatorio, Eucaristía y el discípulo recostado en el pecho del
Amor,
- Getsemaní, Dios que llora sangre en soledad y el discípulo hipócrita que
besa.
- “Abandonándole todos, huyeron”
- Silencio de Jesús y un griterío ensordecedor: ¡Blasfemia, maldito de Dios,
reo de muerte!
- Chasquidos de bofetadas, burlas y soberbia: “Adivina, ¿quién te ha pegado?”
- Y así, si te ayuda, repasa la Pasión y Muerte de tu Salvador.
En compañía de María, seguro que
obtenemos un gran fruto.