Que todas mis acciones, intenciones y
operaciones, sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina
Majestad.
Señor, hoy sobran las palabras, y las
glosas a las lecturas que la Iglesia nos ofrece en medio de la Cuaresma.
Conviene más leerlas, rumiarlas y rezarlas, dejando que contrasten nuestra
vida.
- ¿Qué rostros, nombres propios, se me esconden tras estas líneas?
- ¿Qué deudas (propias o ajenas) permanecen vivas en mi historia personal?
Después de beber de las lecturas, me
propongo perdonar lo que no he sido capaz de perdonar hasta ahora.
…
Y después de hacer grandes planes y
edificar sobre el aire, como tantas otras veces… y veremos de nuevo que hay
cosas que se nos escapan y se nos escaparán siempre. Si sólo contamos con
nuestras fuerzas…
Nos será posible encontrar esas
fuerzas que nos faltan, sólo entrando en nuestra propia debilidad. Y dejándonos
abrazar por Cristo en nuestra debilidad. Precisamente en nuestra debilidad.
Nuestra debilidad sí comienza a ser su Fortaleza…
Nuestra debilidad es la ocasión de
ser salvados. Es la única vía de acceso que Dios tiene para entrar en nuestras
fortalezas autorreferenciales.
Sólo entonces, empezarán a brotar
esas fuerzas que pedíamos para perdonar lo imperdonable…
Señor, quiebra mis fortalezas, para
que Te deje entrar…
Termino la oración con un coloquio íntimo con Cristo crucificado…