16 marzo 2022, miércoles de la 2ª semana de Cuaresma. Puntos de oración

Estamos en las vísperas del día especial de San José, en plena cuaresma. Para este día quien siga los textos del P. Morales recopilados para vivir de cerca su figura todo el mes: “San José, llévanos a María, y por María a Dios” nos habla que es nuestro introductor. Nada mejor que comenzar la oración de hoy y todos estos días con esta invocación:” Llévanos a María, y por María a Dios”, que nos es tan conocida y que hemos repetido tantas veces. Estoy seguro de que nos ha ayudado a arrancar con fuerza nuestra oración de cada día. Más en estos días que nos estamos acercando a su fiesta y nos puede conceder el don de la oración, clave de la santidad y perseverancia, porque él, que es “maestro de oración”, está deseando dárnoslo: el gusto por la oración que cerquita de él y su esposa María no dejaremos de hacer jamás.

Busquemos su compañía, hablemos con él y veremos cómo enseguida nos lleva a María y por María a Jesús haciendo familia con los tres. “Gran padre de mi alma”, decía santa Teresa, que en su día siempre le concedía la gracia que le pedía. Busca la gracia que le quieres pedir… Si es el don de la oración, ¡vaya regalo! Serás conducido a la santidad a la que te llama cada día en la oración y después en todo lo que hagas durante el día.

Mientras, vamos con Jesús a Jerusalén, nos dice el evangelio de hoy. Le seguimos nosotros hacia la Pascua, entrega, pasión y resurrección: “el hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; al tercer día resucitará”.

Vamos a subir con él. También tendremos que sufrir, pues no hay premio sin esfuerzo y sacrificio. ¡Cuántas veces le hemos contemplado en Ejercicios y hemos pedido “que te conozca, te ame y te siga”! San José nos ayudará, nos introducirá en la aventura más divina y humana que le hombre puede vivir, nos llevará a María y por María a Jesús, y hará que nos enamoremos de Él locamente.

Miremos a los hijos del Zebedeo, cómo quieren estar a su lado y están dispuestos a beber el cáliz que Él va a beber, y digamos como ellos “Podemos”. Amén.

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