Solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la
Iglesia universal.
Nos acogemos a la protección de san José al inicio de este día y en
particular de nuestra oración. Al padre Morales le gustaba repetir de san José
que es tardón pero seguro. Con la confianza de que Jesús le está sujeto en el
cielo como lo estuvo en la tierra a san José, le pedimos hoy en su fiesta, al
santo del silencio, al hombre justo según el Evangelio, que nos proteja y nos
guíe hacia Dios. Que como él no temamos recibir a María y al Verbo Encarnado en
nuestras vidas y a formar parte de su familia, la familia de Dios.
El año pasado vivimos un año santo de san José, con motivo del 150 aniversario
de la declaración de san José como patrono de la Iglesia universal. El papa
Francisco en la carta de presentación Patris corde (corazón de
padre) resume la vida y santidad de San José en siete puntos: padre amado,
padre en la ternura, padre en la obediencia, padre en la acogida, padre de la
valentía creativa, padre trabajador y padre en la sombra.
Pasemos por el corazón estos rasgos, deteniéndonos en los que más nos
llamen la atención. Personalmente sugiero meditar la paternidad de José. Llama
la atención que todos los rasgos que resalta el Papa se refieran a su ser de
padre. Nos dice el Evangelio del día de hoy que José, venciendo sus miedos,
recibió a María como esposa, de la cual nació Jesús. Dios ya había prometido al
rey David una descendencia perpetua, de la cual él sería padre. Pero puede no
ser fácil entender la paternidad de José, ni la de los cristianos. La
paternidad de San José y de todos los cristianos se comprende desde la fe.
Según la carta a los romanos que dice: no fue la observancia de la Ley,
sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su
descendencia la promesa de heredar el mundo. Debemos ver a José como
el primer padre del nuevo pueblo de Dios, el nacido de la fe en Jesucristo. Del
pueblo extendido de oriente a occidente, es decir, por todo el mundo.
Y de la fe brota de manera natural la obediencia. Cuando José se
despertó del sueño, es decir, cuando tomó conciencia de su fe, obedeció e hizo
lo que le había mandado el ángel del Señor. Cumplió con sus obligaciones de
esposo y padre de familia, empezando por poner un nombre a su hijo.
Finalmente meditemos que la paternidad fecunda que brota de la fe no
tiene por qué ser llamativa, no suele serlo. José la vivió en el anonimato, en
la vida ordinaria de una familia, de su profesión y de su pueblo. Vivió como
nos dice el padre Morales en la semblanza: vida oculta con María en Cristo para
el Padre… Una hostia de gloria y alabanza para el Padre.
¡Feliz oración, feliz día del padre y feliz día de san José!