21 septiembre 2010, san Mateo apóstol y evangelista – Puntos de oración

Querría hoy proponeros hacer la oración sobre la primera lectura.

Pablo, desde la cárcel, apresado, para ser condenado a muerte, habla a quienes desde la vida gastada por ellos y desde su ancianidad, siente como hijos.

Y como padre les lanza un testamento para que 'se lleven bien'. ¿Qué más puede desear un padre que sus hijos se mantengan unidos? ¿Qué más hace sufrir a un padre que ver desunidos a sus descendientes?

Y les da varias claves para ello. Me gustaría destacar dos y llevarlas a la oración ante el Señor.

1.- En pasiva.

'Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vinculo de la paz'.

Les lanza unas cuantas cualidades que deberían tener unos con otros. Ser comprensivos, amables, sobrellevarse, esforzarse en la unidad... Y haciendo examen de conciencia ante Dios, con la ayuda del Espíritu, que es Espíritu de unidad, me pregunto: ¿Soy humilde? ¿Soy amable? ¿Soy comprensivo? En definitiva ¿genero unidad o tensión a mi lado?

En mi familia, con mis padre y hermanos.

En el hogar, con los militantes, mayores y más pequeños. Con los cruzados.

En mi universidad o colegio, en mi trabajo.

Porque, sin darme cuenta, puedo ser en todos esos ámbitos alguien que desune, critica, pone a unos en contra de otros, crispa el ambiente...

2.- En activo.

'Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo;'

A cada uno nos ha dado un don, para que lo pongamos al servicio de los demás.

¿Qué dones me ha dado el Señor? ¿Los utilizo para mi propio beneficio, para subir yo por encima de los demás o para el servicio, para ayudar a otros?

Porque una actitud crea unidad y la otra genera tensión y competencia.

Hoy el Señor, con san pablo, nos pide ser hombres de unidad, constructores de familia.

3.- Propósito

De la oración de hoy ha de nacer un propósito. Contemplo a Jesús lavando los pies a sus discípulos. Después de que me he dejado lavármelos a mí, le pregunto en qué puedo servir hoy a mis hermanos. Y con él lo concreto en un aspecto que pondré hoy en práctica.

Y cuando lo haga recordaré que lo que haga a uno de mis hermanos se lo estoy haciendo al mismo Cristo.

Archivo del blog