3 septiembre 2010, viernes de la XXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

-¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos?

El evangelio de este día nos invita de forma indirecta a profundizar en la persona y misión de Jesús. Cómo escucharían los apóstoles estas palabras de Jesús: ellos son los amigos del novio. Se da una insistencia para que se reconozca la novedad que Él es. Jesús es la novedad definitiva, el Mesías esperado y anunciado, la última Palabra de Dios, el Novio del banquete escatológico ofrecido por Dios a todas las naciones de la tierra. La fe de los discípulos está llamada a crecer y afirmarse y también los demás son llamados a la fe. Hoy nosotros en este tiempo de oración somos invitados a crecer en nuestra fe en Jesucristo. Señor, que te conozca y que me conozca.

Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán

La presencia del Mesías no significa el fin del tiempo presente con la instauración del reinado de Dios sino que inaugura un nuevo tiempo intermedio donde el Reino está presente y va creciendo. Ese tiempo nuevo se inaugura con la muerte y resurrección de Jesucristo. La alusión al misterio pascual en las palabras de Jesús nos hace comprender de la plena conciencia con que Él va a la cruz y de las dificultades que acompañarán a los amigos del novio para continuar su misión. Somos amigos del Novio y corremos su suerte compartiendo su amor. Jesús nos advierte del tiempo presente como tiempo de lucha por seguirle a Él. Afrontemos con alegría las dificultades por mantener la amistad con Jesucristo, ahora en el combate de la oración y a lo largo de toda nuestra vida.

A vino nuevo, odres nuevos.

Reafirma Jesús la novedad que con Él se produce. Estas palabras valen para los cristianos de la primera hora que miraban al judaísmo con nostalgia y para los cristianos de todas las épocas que podemos poner esperanzas en falsos mesianismos. Nuestra cercanía a Jesucristo en la comunión de la Iglesia nos asegura la fidelidad al Señor. Que nuestra oración se realice siempre en la comunión de la Iglesia, como prestando nuestro corazón y nuestros labios a nuestra madre la Iglesia para orar.

Archivo del blog