26 junio 2012. Martes de la XII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

*Primera lectura y salmo: Después de la caída de Samaria -el reino del Norte-, ahora la amenaza cae sobre Judá -el reino del Sur-. Es el año 701 antes de Cristo y han pasado veinte desde el destierro de Israel.

Senaquerib de Asiria asedia Jerusalén con su ejército, porque le interesa el territorio de Palestina, como camino hacia Egipto. Pero fracasa. No sabemos por qué motivos tiene que levantar el campamento y retirarse (¿una peste repentina?). El autor sagrado lo interpreta en clave religiosa: el piadoso rey Ezequías ha recurrido a Dios y le ha dirigido una hermosa oración, que hoy leemos, implorando su ayuda.

La respuesta positiva de Dios le viene al pueblo por medio del profeta Isaías. De momento, y durante un siglo, Judá se verá libre de lo peor.

Tenemos que caer en la cuenta que las bravatas y amenazas de los poderosos del mundo -como la carta de Senaquerib- no son, la última palabra, y hemos visto cómo se derrumbaban ideologías e imperios que parecían invencibles. Es una aplicación a escala política y social, pero también en los ámbitos familiar y personal.

Ojalá se pudiera decir de la comunidad cristiana, por el testimonio que da, lo que el salmo dice del monte Sión, de Jerusalén: «Dios ha fundado su ciudad para siempre... su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra... como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra».

Eso sólo se cumple cuando somos fieles a la Alianza con Dios y a la identidad que tenemos en el mundo como «resto» que da testimonio del evangelio de Jesús, como Judá era el único pueblo fiel al monoteísmo en medio de un mundo pagano.

*Evangelio:

“No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros”. Prudencia: No hay que comunicarlo todo a los hombres de mala voluntad. Aunque el discípulo no excluya a nadie de su amor (5,38.43-48), no por eso ha de ser ciego e imprudente a la actitud de los demás. El perro y el cerdo eran animales impuros; podrían representar a los que no son «limpios (puros) de corazón», es decir, a los que por buscar su propio interés cometen la injusticia contra el prójimo. «Lo santo» es lo que pertenece a Dios; «vuestras perlas» designa la misma realidad como patrimonio de los discípulos y destacando su inmenso valor. El mensaje, propuesto a los que por su modo de proceder son enemigos declarados de él, puede provocar reacciones violentas.

“Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas”.

La Ley y los Profetas (= el AT), considerados antes como profecía del reinado de Dios (5,17), son presentados ahora como código de moralidad. Jesús resume toda la enseñanza moral de esos escritos en el amor que busca el interés del prójimo como el propio. El amor al prójimo requiere iniciativa. Este principio no puede considerarse exclusivo de la cultura judía; representa una norma de moralidad universal. Jesús no viene a fundar una nueva doctrina moral, sino a infundir el Espíritu (3,11); éste hará que el hombre llegue a una entrega tan total como la suya.

La Ley y los Profetas eran profecía del reinado de Dios que va a ser realidad por la obra de Jesús y los suyos (5,17s; cf. 11,13). De ellos se deduce también la norma de moralidad que ha de regir en la nueva sociedad humana (el reinado de Dios) y cuya práctica hará posible Jesús comunicando su Espíritu.

Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos”.

Expone Jesús la necesidad de la decisión personal para entrar en el reino (= la vida). No hay que dejarse arrastrar por lo que todos hacen; hay que salirse de la corriente para atinar con la vida. No es difícil entrar por la puerta angosta; sólo que la mayoría de los hombres, deslumbrados por lo más aparente, ni se da cuenta de que existe.

Los teólogos de su tiempo (y también después) se preguntaban si serían muchos o pocos los que se salvarán. Lucas nos recuerda que Jesús no respondió a semejante pregunta (13,23). Si son pocos o muchos, es un secreto de Dios; en todo caso, no es ésta la cuestión. Al decir que la puerta es "estrecha", Jesús quiere recordarnos que el camino de la vida es fatigoso y doloroso. Más adelante se comprenderá que es el camino de la cruz. Y al decir que son pocos los que entran por él, Jesús anuncia que su camino no es el del mundo, sino otro, el de la Cruz que lleva a la Vida, pero Jesús mismo es el Camino, la Verdad y la Vida, y es manso y humilde de Corazón que nos da el verdadero descanso, porque su yugo es llevadero y su carga ligera, porque es carga de Amor.

ORACIÓN FINAL:

Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Archivo del blog