Estamos iniciando la Campaña de la Visitación. Creo que el texto que nos propone hoy San Pablo en su II Carta a Timoteo nos puede ayudar a vivir a lo largo de este día con la luz y la fortaleza que se desprende de la Fiesta de la Visitación.
Pasemos los minutos necesarios para ponernos en la presencia de Dios. A partir de ahí la oración es un manantial que nos inunda y no se agota. ¿Me creo realmente que Jesús está presente en la Eucaristía, que me escucha, que le puedo hablar y él me responde?
San Pablo pone como testigo a Timoteo: “Tú seguiste paso a paso mi doctrina y mi conducta, mis planes, fe y paciencia, mi amor fraterno y aguante en las persecuciones y sufrimiento, como aquellos que me ocurrieron en Antioquía, Iconio y Listra. ¡Qué persecuciones padecí! Pero de todas me libró el Señor”.
Los dos juntos padecieron estos ultrajes por seguir a Cristo. El seguimiento a Cristo se hace con toda la persona: con el entendimiento y la voluntad, “doctrina y conducta”. También nos recuerda la necesidad de vivir las tres virtudes teologales que son don de Dios pero que hay que cultivar, especialmente, por medio de la oración. Y como decíamos antes es aceptar al Señor totalmente para poderle seguir. El seguimiento no se hace real sin paciencia, resistiendo en las persecuciones y sufrimientos. Este es mi deseo Jesús: “Que te conozca, te ame, y te siga”.
En la lectura seguida durante la Pascua de los Hechos de los Apóstoles hemos comprobado las persecuciones que padeció san Pablo por ser fiel a la misión que el Señor le había encomendado. Las persecuciones casi siempre le llegaban por los de su propia raza, por los más cercanos.
A veces las persecuciones, las dificultades, los sufrimientos nos llegan por aquellas personas más cercanas, de algún miembro de la familia, que por falta de comunicación se rompe la relación cordial que debemos vivir siempre entre los amigos del Señor.
Pero fortalece y consuela, escucha estas palabras de San Pablo. Pero de todas las persecuciones me libró el Señor.
Si tengo demasiado miedo a sufrir persecuciones y contrariedades nunca llegaré a gozar del consuelo que se recibe del Señor. “…Por que siguiéndole en la pena, también le seguiré en la gloria”, nos recuerda San Ignacio en los Ejercicios Espirituales.
Otra recomendación que hace Pablo a Timoteo y que va dirigida también a mí: “Toda escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena”.
Santa María de la Visitación que escuche de Jesús: “El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él”.