03/09/2012, Lunes de la XXII semana de Tiempo Ordinario.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-5)

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros bil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicacn no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestacn y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Salmo responsorial (Sal 118, 97. 98. 99. 100. 101. 102)
R. ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!
¡Cuánto amo tu voluntad!: todo el día estoy meditando. R.
Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, siempre me acompaña. R.
Soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. R.
Soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R.
Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra. R.
No me aparto de tus mandamientos, porque me has instruido. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4, 16-30)

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los bados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: -«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de r.» Y todos le expresaban su aprobacn y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: -«¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: -«Sin duda me recitaréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo; y haz también aquí en tu tierra lo que hemos do que has hecho en Cafarnaúm.» Y añad: -«Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio Al r esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intencn de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que cuidas de tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, concede tu espíritu de sabiduría, por intercesión del Papa san Gregorio, a quien has encomendado el gobierno de la Iglesia, a fin de que no se pierda ninguna oveja de las confiadas a su cuidado. Por nuestro Señor Jesucristo...

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