Hoy celebramos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Si los ángeles son servidores y mensajeros de Dios, los arcángeles son aquellos que tienen una misión muy especial, anunciando cosas de gran trascendencia en la historia de la salvación. Por eso tienen un nombre propio que designa su misión. Vamos a conocer lo que significa cada uno y a pedirle que nos ayude conforme a ese papel que juegan en la providencia con la que Dios nos guía y ayuda.
“¿Quién como Dios?”
Es la enseña,
Es el grito de Miguel
Y el orgullo de Luzbel
Al abismo se despeña”
El nombre de Miguel significa “¿Quién como Dios?”, pues le encargó de precipitar en el abismo la soberbia de aquél ángel que apropiándose de su belleza pretendió se semejante a Dios. Se le representa luchando contra el demonio y la Iglesia le invoca para que le defienda de los ataques del diablo. Es frecuente que su imagen esté en la parte interior de los tornos y puertas de los monasterios de clausura como queriendo impedir que el Maligno entre a turbar a sus moradores. Podemos pedirle que nos ayude a defendernos de los engaños del insidioso enemigo de nuestras almas y que nos enseñe a guardar las puertas de nuestros sentidos para nada malo entre a turbar la paz de nuestros corazones.
Gabriel trae la embajada
Divina y le lleva al Padre
El “sí” de la Virgen Madre,
Del sol de Cristo, alborada.
Gabriel significa “Fortaleza de Dios”, porque anunció la María la encarnación de Aquél que en la humildad de nuestra carne habría de ser el Príncipe de la Paz que mostrara la victoria de Dios sobre el mal a todos los pueblos. A él le pedimos que siga llamando a las puertas de nuestros corazones y llevando a Dios el “sí” de muchas almas en las que Cristo siga encarnándose para llegar a todos los hombres.
Por la ruta verdadera
Rafael nos encamina
Y nos da la medicina
Que cura nuestra ceguera.
El arcángel Rafael curó la ceguera de Tobías y guió a su hijo en el viaje que emprendió para tomar esposa y buscar la curación de su padre. Su nombre significa “Dios cura” o “medicina de Dios”. A él le podemos pedir que nos guíe en nuestro caminar para que experimentemos la Providencia amorosa de Dios en el cumplimiento de nuestras tareas y en todos los viajes que emprendamos. También le encomendamos a nuestros guías y directores espirituales para que sepan guiarnos y curarnos de nuestras cegueras interiores.
Gracias, Señor, por tu ayuda y protección a través de tus ministros del cielo.