28 septiembre 2012. Viernes de la XXV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

28 tiempos diferentes expone el libro del Eclesiastés, y posiblemente se queda corto. ¡Cuántas cosas que hacer a lo largo de una vida! Algunos lo quieren vivir todo en un día y viven ajetreados por el tiempo que les atropella. A nosotros nos puede pasar igual si no dedicamos un tiempo a orar. Precisamente el autor del Eclesiastés se olvida de poner este tiempo tan importante. Tiempo para orar… Y, también, orar el tiempo. Así es el militante cristiano, dedica tiempo para la oración, pero no para separarse del mundo o huir de los asuntos temporales, sino para ser capaz de acercarse a la entraña del mundo con las entrañas de Dios en el alma. Ser Dios para llenar el tiempo de Dios. Por eso oramos todos los días.

Y, después de estas consideraciones oradas, podríamos acercarnos un momento al pasaje del Evangelio para responder una vez más a esa pregunta que Jesús nos hace directamente. Este evangelio es de esos que no necesita darle vueltas a ver qué me quiere decir. Lo dice bien claro: “Y, vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. En el pasaje del Evangelio hay una respuesta del “valiente” Pedro (otras veces anduvo un poco más temeroso), pero es una respuesta teológica: “El Mesías de Dios”. Vamos nosotros a hacernos la pregunta de Jesús un poco más personalizada: “Y tú, Javier (María, Antonio, Ester…), dime, ¿quién soy para ti?”

Respondamos sinceramente, audazmente, generosamente... Nos debe llevar esta respuesta un buen rato de nuestro tiempo de oración. ¿Cómo vamos a responder?:

  • Sinceramente: “Eres mucho para mí, pero a veces te fallo como Pedro.”
  • Audazmente: “Eres la cumbre de mis anhelos, ayúdame a llegar a ti.”
  • Generosamente: “Eres cada una de mis horas, por eso te las entrego todas.”
  • Poéticamente: “Eres mi sol, mi norte, el mar inmenso donde me sumerjo.”
  • Sencillamente: “Tú eres todo para mí.”
  • Ardientemente: ”Eres el cantar de mis cantares. Esposo mío. Amado mío.”

Hay muchas más actitudes y respuestas posibles, pero esas serán en tu oración, en tu encuentro personal con él, donde se verifiquen. ¡Buen tiempo de oración!

Archivo del blog