La oración de hoy lunes de la XXIV semana del tiempo ordinario, nos lleva derechos a la Eucaristía.
Si has leído los textos para este día, que están más arriba, antes de entrar en este comentario, seguro que te ha llegado al alma lo que dice Pablo: “Yo he recibido una tradición que procede del Señor y que a su vez os he transmitido: “Que el Señor Jesús la noche que iba a ser entregado, tomó pan y pronunciando la acción de gracias (te lo puedes estar representando, ponte cerca de Él y escucha:) lo partió y dijo: ESTO ES MI CUERPO…
Y desde entonces estas palabras se repiten en todo el mundo por lo menos unas cinco veces por segundo.
¿Qué tienen?
¿Por qué atraen a todos los hombres?
¿Por qué no hay acontecimiento religioso importante en el que no estén presentes’
Porque en ellas está Jesucristo presente para purificarnos, alimentarnos, hacernos sus amigos partícipes de vida eterna.
“Por eso cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva”.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven Señor Jesús!
Cómo deseamos hacerle presente, tenerle entre nosotros, pero es más, darse en comida ¡Qué milagro tan grande! ¡Qué banquete! Jamás la mente humana podría pensarlo ni imaginar.
No es extraño que el salmo nos recuerde: “Proclamad la muerte del Señor hasta que vuelva”
Que este texto de san Pablo a los corintios haya llenado el espacio de tu oración. Es tan penetrante que muchos encuentran en él el proyecto de su vida, su ideal, algo que estaban buscando y que han encontrado como los de Meaux en la Fracción del Pan.
Pero el evangelio con la curación del siervo del centurión, con la respuesta que le da a Jesús y que repetimos todos los días en la misa cuando nos acercamos a comulgar: Señor, no soy digno de que entre bajo mi techo…, puede rematar tu oración en este día.
Pero no olvides que de la oración tienes que sacar lo que necesitas como cuando tienes sed y acudes a la fuente. ¿Qué he sacado hoy? ¿He saciado mi sed? (por lo menos una comunión espiritual) La eternidad en la cabeza, el mundo a los pies y Dios en el corazón. ¿Salgo con más ganas de cumplir su voluntad, que su voluntad se cumpla en mí? ¿De ser grano de trigo, de poner mis talentos a trabajar?
Que Santa María nos guíe y nos dé la alegría para trabajar en su viña.