23 diciembre 2021, jueves de la 4ª semana de Adviento. Puntos de oración

Las lecturas de hoy hablan de Juan el Bautista, uno de nuestros modelos en Adviento. 

A las puertas de la celebración de la Encarnación del Hijo de Dios, me gustaría proponer una actitud a suplicar en esta oración, muy propia de la Navidad: la humildad. 

A partir de un versículo de la primera lectura, hablando de la llegada del Mesías. El versículo es este: ¿Quien se mantendrá en pie ante su mirada?

Arrodillar el corazón, doblegarse interiormente ante la realidad que se nos ofrece, y dejarnos salvar precisamente ahí. Gran parte de nuestros sufrimientos vienen de rebelarnos ante ese ambiente en casa, esa lesión, ese acontecimiento político, esa decisión de Mengana, o esa actitud de Fulano… Cada uno conocemos nuestro ahí personal. 

Las ideologías doblegan a las personas por la fuerza. ¡Cuántas veces buscamos cambiar las cosas por la fuerza, en la bronca, en el enfrentamiento! En el cristianismo, sin embargo, los creyentes se arrodillan ante la fragilidad de su Dios hecho Niño. ¿Cómo mantenernos rígidos y a la defensiva ante un Niño indefenso? Un cristiano es un rendido ante el Amor de Dios. Todo misionero es un precursor que allana los caminos al Señor, pero no por la fuerza, sus capacidades o simple convicción, sino dando testimonio de la salvación que viene de Otro, Abajado. Entonces la comunión es posible.

Esta Navidad, Señor, quieres salvarme allí donde necesito aprender a aceptar, confiar, arrodillarme. No siendo doblegado por la fuerza externa que siento que me oprime, sino aceptando, confiando, arrodillándome ante tu cálida mirada de Niño, que viene a buscarme precisamente ahí, para salvarme. Humildad…

Solo los que han sido salvados, son enviados. Si nuestro corazón no arde por la misión, es que aún nos mantenemos armados en pie ante tu mirada desarmada, aún no hemos sido salvados, por tu exinanivit. Quien ha sido salvado, transparenta humildad, se sabia perdido, y se descubre salvo. 

Maranatha, ven Señor Jesús. Madre arrodillada, orante y expectante ante el parto, enséñame a abajarme, a no mantenerme en pie ante la mirada del Niño Dios esta Navidad.

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