Hoy celebramos el 2° Domingo de Adviento
Ya estamos en el segundo domingo de Adviento y yo todavía no he puesto
ni la corona en casa. ¡Llevo 2 velas de retraso!... me pides que prepare el
camino y yo estoy a lo mío.
Pero gritas en el desierto “allanad el camino”. Cierto, mis
senderos no son llanos, lo sé. Abundan los altibajos. Cuesta avanzar bien por
ellos. Cuando no presto suficiente atención y cuidado... me voy dando
tropezones.
También nos dices “que los caminos torcidos se
enderecen. Que lo escabroso se iguale...”. Puede
que haya en mí algo escabroso, desagradable, algo que aleje, que moleste...
Siempre resulta más fácil ver lo escabroso en los demás que en uno mismo.
Pero nos ha dicho San Pablo: «el que ha inaugurado entre
vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús».
Tú has inaugurado una empresa buena en mí, aunque yo me empeñe en
estropearla. Ayúdame a corregir mis caminos torcidos y retorcidos. Ya que
si tú eres mi Camino no tengo que preparar nada, sino caminar cada día
contigo. Sólo buscarte a ti, escuchar tu voz y seguir tus pasos...
María, Madre, ayúdame a escuchar su voz y seguir sus pasos como lo hiciste tú.