Martes, 28 diciembre 2021. Puntos de oración

1.  Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad... Pero, si vivimos en la luz, como él vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado…Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre, a Jesucristo (1 Jn, 5-2) 

Tres días después de la Navidad, de la fiesta de la Luz y de la Vida, la Iglesia nos presenta la fiesta de los Santos Mártires Inocentes. Terrible realidad, la muerte de los inocentes. Siempre tendremos que volver a esta realidad misteriosa para intentar comprender el sinsentido del abuso y el escándalo del inocente. Terribles las palabras del Señor para con los que corrompen a los niños inocentes. Aquí son masacrados, machacados por un gobernante libertino y asesino, el Herodes de turno, tímido precedente del Monstruo de mil cabezas del crimen del aborto, la tiniebla sin luz alguna, el frío que congela. 

San Pablo nos invita a contemplar la luz, a Cristo Luz, Verdad, Vida, para convertirnos en otros cristos. Porque si nos apagamos, los demás morirán. Dios es luz, sol, calor. Si realmente queremos vencer la tiniebla, el frío, lo necesitamos. Si somos luz, iluminaremos. De lo contrario, todo será un frío apagón. 

2.  “El ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto...José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto (Mt 2,13-18).

¿Cómo vivió José la desgarradora escena de la matanza de los Inocentes?  Una palabra lo define: CUSTODIO. José será custodio, protector, del Niño, de la Sagrada Familia, de la Iglesia. Conmueve contemplarlo tan diligente, tan prudente, siempre presto y solícito. Buena oportunidad para retomar la carta del Papa Francisco y retomar nuestro confidencial trato con san José desde su condición de Padre en la obediencia. El Papa no necesita muchas palabras: “Con la obediencia superó su drama y salvó a MaríaEn cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su fiat, como María en la AnunciaciónEn la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre. Dicha voluntad se transformó en su alimento diario (cf. Jn 4,34). Incluso en el momento más difícil de su vida, que fue en Getsemaní, prefirió hacer la voluntad del Padre y no la suya propia y se hizo «obediente hasta la muerte […] de cruz» (Flp 2,8). Por ello, el autor de la Carta a los Hebreos concluye que Jesús «aprendió sufriendo a obedecer» (5,8). Gocemos de su amistad, retomando las nuevas invocaciones a san José: Custodio del Redentor, Servidor de Cristo, Ministro de salud, Apoyo en las dificultades, Patrón de los exiliados, Patrón de los afligidos, Patrón de los pobres, ruega por nosotros. 

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