Del 18 al 25 celebramos el octavario de oración por la unidad de los
cristianos. Se basa en las palabras de Jesús: “que todos sean uno, para que el
mundo crea”. Orar por esta intención es deseo de todo cristiano auténtico, y
por eso os invito a no olvidar esta intención de la Iglesia en estos días.
San Antonio abad, el santo de hoy, sufrió por esta división, y desde su
retiro contribuyó grandemente a la unidad de la Iglesia, como su amigo san
Atanasio con sus enseñanzas y ministerio.
Entonces fueron los arrianos, y hoy parece que afrontamos todo tipo de
herejías, errores pertinaces. Ayer, como hoy, la oración y la obediencia de la
fe nos mantienen en comunión de mente y corazón con el papa Francisco, dando
testimonio de la unidad de la Iglesia.
Jesucristo, nuestra esperanza, sacerdote para siempre, intercede por su Iglesia y, como ancla firme y segura, nos lleva a la plenitud que es él mismo.