13 febrero 2014. Jueves de la quinta semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Preparamos nuestra oración en presencia del Padre, del Hijo y de Espíritu que es todo amor. Con la ayuda de nuestra Madre tratamos de entrar en el corazón del evangelio que hoy deseamos meditar.

Oración preparatoria

Señor, quiero aprender a vivir con la fe de esa mujer siria que supo romper esquemas para encontrarse con tu misericordia. Permite que esta meditación me ayude a hablar contigo con los mismos sentimientos de aquella mujer, con gran fe y esperanza.

Petición (gracia/fruto que se busca)

Señor, ¡enséñame a orar!                                                                                                                        

Texto base para entablar el diálogo con Dios

Del santo Evangelio según san Marcos 7, 24-30

En aquel tiempo, Jesús salió de Genesaret y se fue a la región donde se encuentra Tiro. Entró en una casa, pues no quería que nadie se enterara de que estaba ahí, pero no pudo pasar inadvertido. Una mujer, que tenía una niña poseída por un espíritu impuro, se enteró enseguida, fue a buscarlo y se postró a sus pies.

Cuando aquella mujer, una siria de Fenicia y pagana, le rogaba a Jesús que le sacara el demonio a su hija, Él le respondió: «Deja que coman primero los hijos. No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos». La mujer le replicó: «Sí, Señor; pero también es cierto que los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».

Entonces Jesús le contestó: «Anda, vete; por eso que has dicho, el demonio ha salido ya de tu hija». Al llegar a su casa, la mujer encontró a su hija recostada en la cama, y ya el demonio había salido de ella.

Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Insistir y convencer.

«De hecho Jesús alaba a la mujer siro-fenicia que insistentemente le pide la curación de su hija. Insistencia que es ciertamente muy agotador, pero esto es una actitud de la oración. Santa Teresa habla de la oración como una negociación con el Señor, y esto es posible solo cuando hay familiaridad con el Señor. Es agotador, es verdad, pero esta es la oración, esto es conseguir de Dios una gracia. ¡Convencer al Señor con las virtudes del Señor! ¡Esto es hermoso! La exposición de Abraham va al corazón del Señor y Jesús nos enseña lo mismo: ‘El Padre sabe las cosas. El padre --no se preocupen--, hace llover sobre los justos y los pecadores, el sol para los justos y para los pecadores’. Con este argumento, Abraham continúa. Yo me detendría aquí: orar y negociar con el Señor, incluso volverse inoportuno con el Señor. Orar y alabar al Señor en las cosas buenas que tiene, y decirle que estas cosas bellas que tiene, las envíe a nosotros. ¡Y si Él es tan misericordioso, tan bueno, que nos ayude!» (S.S. Francisco, 1 de julio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).

Diálogo con Cristo

Dedicar unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito

Leer y reflexionar el salmo 102. «Ejercitad vuestra fe y pedid con insistencia el don de vivirla, de incrementarla, de perseverar en ella hasta el último día»

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