Celebra la Iglesia en este día la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Una Jornada que tiene un
triple objetivo: 1º. Alabar y dar gracias a Dios por
el don de la vida consagrada a la Iglesia y a la humanidad.2º. Promover
su conocimiento y estima por parte de todo el Pueblo de Dios. 3º. Invitar a
cuantos han dedicado totalmente su vida a la causa del Evangelio a
celebrar las maravillas que el Señor realiza en sus vidas.
El lema escogido para este año es: La alegría del Evangelio en la
vida consagrada. Primeras palabras de la exhortación apostólica del
papa Francisco.
Doy gracias a Dios, primer objetivo, por la oportunidad que me dan estos puntos
de oración,segundo objetivo, para celebrar las maravillas que Dios
ha hecho conmigo como consagrado, primero, y como sacerdote después.
Feliz coincidencia, no lo sé, lo que sí sé, es que esta Jornada Mundial cumple los mismos
años, que yo llevo ordenado como sacerdote en la Cruzada de S. María. El
2 de Febrero de 1997 era ordenado sacerdote en Madrid, y ese día y ese
año se tuvo la Primera Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
En estos 17 años transcurridos... ¡Cuántas gracias recibidas! ¿Cómo
no celebrar las maravillas del Señor...?
Bastaría simplemente con deciros..., que en este día, por la
Misericordia de Dios, estaré celebrando la Eucaristía nº 6.532 de mi vida
sacerdotal... Día tras día he ido anotando las Misas celebradas, con la ilusión
de que se cumpliera en mí, esa leyenda que me encontré en una sacristía de un Monasterio
de vida contemplativa: "Sacerdote que te revistes para salir a
celebra la S. Misa, vívela como si fuera la primera.., la única.., y la última
de tu vida..." ¿Cómo no estar alegre con la Gracia del
Ministerio recibido.., y vosotros también, con los beneficios que de
ella se han ido desprendiendo a lo largo de estos años..?
¿Qué otra cosa podemos hacer en nuestra oración de hoy, sino alegrarnos..,
agradecer.., y seguir pidiendo a Dios, que siga siendo grande, no solo con
nosotros, sino con toda la Iglesia universal..?
Terminemos haciendo nuestra la oración de la Jornada:
"Virgen y Madre María tú que, movida por el Espíritu, acogiste al
Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entrega al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro "sí" ante la urgencia, más imperiosa que
nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el
Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con
una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la Resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia
evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el
Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar
nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las
bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el
Reino.
Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el
testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la
justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta
los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega
por nosotros. Amén, Aleluya..."