Puestos en la presencia de Dios, e invocando la ayuda del Espíritu Santo, comenzamos este rato de oración diaria.
1.- El Apóstol Santiago, en la primera lectura nos invita a tener como ejemplo la paciencia de los profetas.
Hace unos días el Papa Francisco nos hablaba de esta virtud, tan necesaria, y sus palabras pueden acompañarnos hoy:
"La paciencia no es resignación, es otra cosa". "Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas". "Parece una invitación a hacer el faquir" - observa -, pero no es así. La paciencia, soportar las pruebas, "las cosas que no queremos", hace "madurar nuestra vida. Quien no tiene paciencia quiere todo enseguida, todo de prisa. Quien no conoce esta sabiduría de la paciencia - subraya el Santo Padre - es una persona caprichosa, como los niños que son caprichosos", que nada les parece bien. "La persona que no tiene paciencia - explica - es una persona que no crece, que se queda en los caprichos del niño, que no sabe tomarse la vida como viene: o esto o nada. Esta es una de las tentaciones: convertirse en caprichosos". "Otra tentación para aquellos que no tienen paciencia - afirma el Pontífice - es la omnipotencia" de querer enseguida una cosa, como acurre con los fariseos que piden a Jesús una señal del cielo: "querían un espectáculo, un milagro”
Ya nos bastaría para considerar delante del Señor estas indicaciones del Papa. Dice la Escritura: “Por la paciencia salvaréis vuestras vidas y las de los demás”
2.- En el Evangelio tenemos una enseñanza clara de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio. Al declararlo así, afirma rotundamente la dignidad de la mujer, para una época donde apenas tenía derechos, y para siempre.
No nos viene nada mal considerar, al calor de la oración, estas verdades que hoy para algunos no parecen tan firmes. Jesús no anda con rodeos, llama a las cosas por su nombre:
“Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con toro, comete adulterio”. (Mc. 10, 12).
También en este ámbito del matrimonio hay que ejercitar la paciencia. Y no una vez, sino muchas a lo largo de la vida.
Pidamos al Señor y a Santa María que nos concedan tres cosas en este día:
- Paciencia en todas las situaciones de la vida
- Claridad para entender los mandatos de Jesús
- Fuerza para mantenernos estables en las dificultades
Acabamos haciendo un coloquio con nuestro Señor y con María.