¿Cómo nos comunicamos con nuestro Dios?, ¿Qué imagen previa tenemos de
él?, ¿En qué basamos nuestra relación con él?; ¿Existe de veras tal
reciprocidad? Y, si la tenemos, ¿Qué esperemos comunicarle o que nos comunique?
Estas son algunas de las preguntas que me surgen al leer las lecturas para la
Misa del día 11.
Resalto algunas de las expresiones del libro de Sabiduría; espejo nítido
de la actividad de Dios e imagen de su bondad…. sin cambiar en
nada, renueva el universo… va
haciendo amigos de Dios…Es más bella que el
sol… a la sabiduría no le puede el mal… gobierna el
universo con acierto. Porque, leer con calma orante la primera
lectura, nos hará descubrir aspectos muy, muy interesantes de Dios. Fijaos en
las palabras destacadas anteriormente. Pues, posibilitemos a nuestro corazón,
haciendo oración, que se entere y sienta estas cosas.
Si la palabra de Dios es estable y da inteligencia a los ignorantes,
¿Cómo no anhelar, como dice el Salmo: que hagas brillar tu rostro sobre
tu siervo / que me enseñes tus leyes que mi alma viva para
alabarte / y que tus mandamientos me auxilien? Así
experimentaremos, desde el corazón, la indicación de Jesús: el reino de
Dios está dentro de vosotros.
Santa María, madre de la interioridad y del cuidado exquisito de la palabra recibida, alcánzanos imitarte y ser discípulos enamorados de Dios.