¡Gracias, Señor, porque tú revelas tu sabiduría a todos, pero suelen ser
los más pequeños los que la entienden!
Apreciemos hoy la belleza de cada paisaje que contemplemos, aunque sea
urbano. Dejémonos impresionar “en colores” por cada acontecimiento que nos
suceda… porque está en el plan de Dios para nuestro bien. Disfrutemos de cada
encuentro con cada persona, conocida o no, que se roce hoy con nosotros, ¡es
tan bello cada ser humano que se cruza en nuestro camino! Reflexionemos y
meditemos sobre cada problema científico, filosófico, sociológico, político e
incluso deportivo para vislumbrar soluciones humanas si somos capaces, pero
sobre todo para sentirnos parte de una nueva generación de jóvenes, de hombres
y de mujeres, que quieren poner su grano de arena en la historia de la
humanidad…
Y todo esto con la convicción y el compromiso de entregar la vida del todo en cada momento del día… porque si no nos reservamos nada, incluso si perdemos aparentemente nuestra vida -nuestro tiempo, nuestras cosas, nuestros criterios…- por amor a los demás y a Dios, habremos ganado la vida.