El relato de este evangelio se
abre con una frase que nos facilita la comprensión de este texto: mucha
gente acompañaba a Jesús. Tal vez, al ver a toda esa gente que lo acompañaba,
Jesús decidiera aclarar bien cómo han de ser aquellos que, de verdad, quieran
adherirse a su comunidad. Una vez más, propone no dejarse manipular por nada.
Esa manipulación puede llegar, incluso, desde la propia familia. Por eso,
enfatiza de forma llamativa un punto para aclarar mejor su propuesta. Tampoco
dejarse esclavizar por el dinero y, ante ello, tener como objetivo seguirlo con
decisión para colaborar en la extensión del Reino. Ese es el objetivo y es lo
que ha de prevalecer ante posibles tentaciones. En definitiva, nos quiere
libres, sin ataduras, explicando que estar con Él requiere discernir el
abandono de muchas cosas para que, solo Él, dé sentido a nuestro vivir. Queda
claro que Jesús no pide nada que él haya realizado antes. Por eso es nuestro
mejor modelo.
Jesús desea que, quienes se
decidan a ese seguimiento, no lo hagan de cualquier forma. Han de valorarlo y
caminar tras Él, conscientemente, después de reflexionar lo que todo ello
implica. Es un ejercicio difícil, costoso. Él nos sugiere dónde encontrar
fuerza para llevar a cabo su proyecto: estar con Él; mantener una relación de
amistad con Él.
El Papa Francisco lo expresó de
forma gráfica al comentar este evangelio: “Jesús dice a sus discípulos: El
que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y
venga conmigo. Este es el estilo cristiano porque Jesús ha recorrido antes este
camino. Nosotros no podemos pensar la vida cristiana fuera de este camino.
Siempre está este camino que Él ha hecho antes: el camino de la humildad, el
camino también de la humillación, de negarse a uno mismo y después resurgir de
nuevo. Este es el camino. El estilo cristiano, sin cruz no es cristiano, y si
la cruz es una cruz sin Jesús, no es cristiana. El estilo cristiano toma la
cruz con Jesús y va adelante. No sin cruz, no sin Jesús”.
Estas palabras del Papa
Francisco, matizan bien mi comentario. Las palabras de Jesús, hoy, son una
invitación a plantearnos cómo es nuestro seguimiento. Con las palabras de Pablo
a los Romanos, donde propone, una vez más, el lugar que ha de ocupar el amor en
nuestra vida, complementan lo que nos ha dicho Jesús. Sin amor, todo lo que
hagamos por seguirlo, carece de sentido.
La reflexión de hoy puede
inscribirse en ese tratar de responder al llamamiento de Jesús, renovando
nuestra intención de seguirlo siempre y hacerlo con el ejemplo que Él nos
ofrece con su vida.
Ser fiel a Jesús, en este mundo
tan contradictorio, garantiza una vida plena. Costosa, pero liberadora porque
Jesús es Camino, Verdad y Vida.
San Martín de Porres, cuya fiesta celebramos hoy, supo encarnar bien estos principios. Fue un hombre sencillo, humilde, dadivoso, amante de los pobres. La fiesta es una invitación a seguir sus pasos. Si así es, no nos equivocaremos al tomar decisiones. Feliz fiesta, especialmente, para toda la Orden Dominicana.