Estamos a caballo entre el final
del año y comienzos de un nuevo año; por ese motivo los textos litúrgicos son
más escatológicos que nunca. Es un hecho que el final de los tiempos puede
estar a la vuelta de la esquina, pero no sabemos si aún se puede retrasar unos
cuantos millones de años. Pero lo cierto es que Cristo viene; esa petición de
“ven Señor” se nos va a juntar con la petición del adviento: “Ven Señor Jesús”.
Siempre tenemos que estar pidiendo la llegada del Señor.
El mundo que nos rodea está
necesitando de la llegada del Señor; los síntomas están claros. La larga
pandemia del covid-19 está pidiendo con urgencia la presencia de un redentor;
nosotros necesitamos llevar a cabo una reconstrucción de las personas, de la
Iglesia y del mundo. El enorme desarrollo de la tecnología está echando fuera a
Cristo; no es la primera vez que el desarrollo de la ciencia parece que nos
hace prescindir de Cristo, al final seguro que el mundo se vuelve de nuevo al
Señor.
Tú y yo necesitamos de la llegada del Señor ahora más que nunca; nos desanimamos pronto y necesitamos la certeza, el calor de la presencia de Jesús. Acércate con más confianza a la Eucaristía en la oración silenciosa ante un sagrario y también en la misa recibe a Jesús en la comunión. Si le haces un hueco a Jesús en medio de tu vida verás milagros; tienes que hacerte del pequeño grupo de fieles a Jesús y ser incondicional. El mundo necesita de un pequeño grupo de personas que sean incondicionales del Maestro. Pídeselo a La Virgen en esta mañana y Ella te enseñará el camino.