Orar es tratar de amistad estando a solas con quien sabemos que nos ama.
Vamos a pasar un rato junto a Jesús. A meditar en algo que nos
cuesta, pero que nos da seguridad de vivir.
La resurrección. Si Cristo no ha resucitado, nuestra fe no tiene ningún
sentido.
Cuántas veces me pongo a pensar en esto: si Cristo no hubiera resucitado,
nuestra vida no tendría ningún sentido.
Recuerdo que había una señora en el pueblo que le decía a nuestra madre:
“cuánto me voy a reír de ti como no haya cielo”. Mi madre le decía: “no me
gustaría reírme de ti habiendo infierno”.
La resurrección da sentido a mi vida. La fe en la resurrección da
sentido a toda la vida. De aquí sacamos fuerza los cristianos para seguir
apostando por Jesús.
Señor, entre tus seguidores había un grupo de valiosas mujeres a las que
Tú habías transformado la vida. Ellas estaban a tu lado para ayudarte en lo que
hiciera falta. Jesús, transforma mi vida, porque deseo estar siempre junto a
Ti, sirviéndote.
Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Que pase un rato junto a María, gozando de la resurrección de Jesús.
Si me ayuda, puedo pensar en algún pasaje de los evangelios en los que Jesús se aparece: los de Emaús, aparición a Tomas, a la Magdalena, a su Madre…