Hoy el evangelio nos presenta una curación en sábado ante los fariseos
de la sinagoga. Un paisaje sencillo pero que nos recuerda lo esencial de
nuestra vida cristiana: hacer el bien. Nosotros no tenemos los preceptos y las
normas de la sociedad judía, pero vivimos en la sociedad de la imagen, del
aparentar, de lo correcto, que también nos impone sus sutiles normas. Jesús nos
recuerda hoy que lo verdaderamente importante es estar atentos a Su voluntad,
con el oído abierto para escuchar Su palabra y sobre todo para ver las
necesidades y sufrimientos del hermano que sufre a nuestro lado.
En este inicio de curso, recordemos este mensaje que no es otro que el mandamiento principal: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como ti mismo.” Que todos nuestros planes y propósitos para este nuevo curso partan de aquí, de vivir cuidando nuestra fe y a los que tenemos al lado. Y para esto tomemos como ejemplo a nuestra madre María, siempre fiel a Dios y siempre disponible para acogernos a todos.