"Súplicas, oraciones,
peticiones y acciones de gracias". Y todo esto, por toda la humanidad.
Estilo San Pablo: concreto pero universal. Hay que rezar por todos, también por
nuestros gobernantes, aunque se parezcan, a veces, al administrador injusto del
evangelio.
Pues habrá que empezar por pedirle al Espíritu Santo que ponga en nuestro corazón rostros y nombres por los que interceder, por los que ofrecer nuestra vida; personas que se nos confíen para acercarles a Dios. Y rezar. Rezar mucho por ellas. Pedirle al Padre que las conquiste y que se sirva de nosotros para ello si quiere. Que nos conceda un verdadero espíritu de oración que se transforme en espíritu apostólico. Que se llenen las tablas de Ejercicios Espirituales y se genere una ola de esperanza en nuestras ciudades. Que este pequeño movimiento de la Iglesia sea un bastión de personas pequeñitas que transformen el mundo bombardeando el cielo con su oración constante, con su trabajo y estudio ofrecido, con sus sacrificios hechos sólo por amor a Dios.
