Como podemos observar en la
primera lectura, muchas veces en la vida suceden acontecimientos que destrozan
nuestros planes, nos sentimos agobiados porque no lo tenemos todo controlado o
pensamos que somos inútiles ante la situación. Pero tenemos que estar
convencidos de que Dios jamás permitirá que nos pase algo malo si no conlleva
después un beneficio. Una confianza plena en Dios es lo único que nos puede
servir para actuar frente a las adversidades.
Si nos fijamos en el Salmo, vemos que el Señor
siempre nos escucha. Por eso tenemos que confiar en Él: sabe lo que necesitamos
en cada momento y por su misericordia nos lo ofrece. Nos puede probar como hizo
con Isaac al pedirle la vida de su hijo, pero siempre va a tener compasión de
nosotros.
Por último, en el Evangelio Dios nos invita a
pasar por la puerta estrecha, por donde les es más fácil entrar a los niños,
los sencillos, los humildes. "El más pequeño de vosotros es el más
importante". Podemos pensar en ciertos aspectos de nuestra vida viendo si
intentamos ser como niños. ¿Perdono rápidamente? ¿Soy rencoroso? ¿Confío
plenamente en quien me cuida y me ama (Dios)?...
Jesús no pida grandes hazañas, sino abandono y gratitud.