Dios nos llama. Igual que a Abraham y que a los apóstoles que los
acompañan en la transfiguración, hoy Jesús me llama personalmente a seguirle
más de cerca. En esta cuaresma, Dios me llama “a salir de mi tierra” como
Abraham, me llama a dejar atrás algo concreto de mí para ir hacia la Tierra
prometida, es decir, alcanzar lo que Él quiere para mí. Las lecturas de hoy nos
recuerdan que debemos estar a la escucha.
“Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo”.
Más claro no se puede decir. Necesitamos escuchar a Jesús, que es el Hijo de Dios que ha dado su vida para salvarnos. En otras palabras, hoy se nos invita a hacer oración para dejar que Jesús nos hable. Escuchando a Jesús descubriremos la propuesta concreta que nos está haciendo. Y, además, recibiremos el consuelo y la confianza para llevarla a cabo. Jesús dice en el evangelio: «Levantaos, no temáis». Hoy os invito a que simplemente os pongáis a la escucha.