12. Vieron al Niño con su Madre, María (Mt 2, 11)

Existe un gozo superior a todos los de la tierra. Es el gozo de encontrar a Jesús en brazos de una madre que nos lo entrega con deliciosa ternura.

Ahora lo encontramos por la fe. Cuando lleguemos a la Navidad eterna del cielo, lo haremos en la visión. Y cuando veamos lo que ahora se nos oculta tras un velo, completaremos la alegría y la paz en que ya, ahora, nos inunda la fe (...)

Pastores y Magos corrieron la gran aventura de la fe. Porque hace falta mucha fe para creer que Dios ha nacido en un establo –único lugar donde hay pesebres- o para dejarlo todo y caminar en pos de una estrella (...) No fueron defraudados y encontraron al Niño envuelto en pañales y en manos de la Virgen. Y descubrieron a Dios.

Acércate tú como los pastores y los magos. Corre también la gran aventura en que la fe empuja hacia el amor. Es decir, sal de lo tuyo, ponte en camino y déjalo todo si quieres encontrar al que lo es Todo.

Déjate a ti mismo. Y dalo todo. Todo lo que tienes y que es tuyo porque lo recibiste gratis. Fíjate bien: dalo todo. Y date tú mismo también. Porque para encontrar el gozo de Dios no basta dar. Hay que darse.

No viene buscando tus cosas, sino a ti mismo. Dale tu corazón donde está todo lo que eres y lo que tienes. Hazte, también tú, niño en brazos de la Virgen Madre. Acaba de una vez por abandonarte en Dios. El abandono es el final del camino de perfección de los santos. Abandonarse es, pues, empezar por donde ellos acabaron.

Siendo esto tan sencillo, ¿qué nos detiene? Hagámonos uno con ese niño y dejémonos llevar al abandono en tan maternales brazos. En tales brazos y con tal compañía ¿qué temer? (...)

No dudes: corre con pastores y magos la gran aventura de la fe. Hallarás a Jesús con María su madre. Y tu corazón se llenará de inmensa alegría. (*)

(*)Aguaviva, pp. 98-99 (Diciembre 1978)

Archivo del blog