¡Buscad a Jesús!..., pero nos faltan fuerzas, y esas fuerzas las encontramos en la Inmaculada. Busquemos a Jesús en María.
“En la Virgen, decía el mariscal Hindemburg, encuentro yo todos los valores que necesita un hombre para la vida”. ¡Mirad a María! Es vuestra Madre. A una madre no se la tiene miedo.
Los ojos de la Virgen tienen dulzura. Los ojos de la Virgen tienen belleza. Los ojos de la Virgen tienen comprensión. Los ojos de la Virgen tienen bondad. Los ojos de la Virgen tienen ternura. Los ojos de la Virgen tienen caridad. Los ojos de la Virgen tienen inocencia. Los ojos de la Virgen tienen candor. Los ojos de la Virgen tienen pudor –ese valor que tanto se ha perdido hoy-. Los ojos de la Virgen tienen humildad, tienen mansedumbre, tienen fortaleza, tienen todo lo que tú necesitas. Los ojos de la Virgen Nazarena, puros, limpísimos, transparentes, tienen a Dios.
¡Cuánto beneficio me ha hecho esta poesía de las carmelitas descalzas de Duruelo! ¡Contemplad también vosotros los ojos de la Virgen! Encontraréis todo lo que necesitáis para vuestra vida espiritual: los ojos de la Virgen tienen a Dios y lo comunican, te llevan a Jesús. A Jesús por María y, por Jesús, al Padre.
Salgamos (...) decididos a ser todos de María, y con María, por el Papa, como consigna de lucha. Hagamos esto y veréis cómo nuestras oraciones se escuchan, cómo entonces estamos salvando a nuestra juventud, haciendo Iglesia por todos los confines de la tierra. (*)
(*) Luces en la Noche, pp. 193-194. Vigilia de la Inmaculada en la Basílica de la Merced (7.12.1978)