Puntos de oración 23 mayo 2009.

“Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre”

Preparación de la oración

Petición: Madre: que le conozca, que le ame, que le siga.

Composición de lugar: Ver a Jesús en el Cenáculo, en un ambiente de máxima intimidad con los suyos, con aire de despedida. Después de la última Cena, Jesús les abre su Corazón. Es el momento de las confidencias más íntimas.

Ideas para la oración

La liturgia nos va preparando para la celebración inmediata de la gran fiesta de la Ascensión del Señor. Dentro de las confidencias íntimas, Jesús nos muestra su unidad con el Padre. El acontecimiento de la Ascensión se enmarca en esta unidad:

1. “Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre”. Es el resumen de la vida de Jesús. Nos enseña su unidad tan íntima con el Padre. Su vida parte del Padre y vuelve de nuevo al Padre. Y entre medias, cuando ha sido enviado al mundo, todo su interés ha estado en hacer la voluntad del Padre.

Así tiene que ser también nuestra vida: de la Trinidad venimos, a la Trinidad volveremos, y entre medias nuestra vida ha de ser para la mayor alabanza y gloria de la Trinidad.

2. “Yo os aseguro, si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará”. Jesús nos revela al Padre. Él es nuestro Padre, y como hijos en el Hijo, todo lo que le pidamos nos lo concederá. Jesús quiere alimentar nuestra confianza en el Padre.

“Pedid y recibiréis”. “Pide, que soy tu Padre”, como nos decía el P. Rafael Delgado en los Ejercicios Espirituales del verano. Si Dios es mi Padre, ¿me negará lo que le pido con confianza audaz de hijo? Preguntémonos: ¿qué es lo que más necesito? ¿Qué es lo que más necesitan los que Dios ha puesto a mi lado? ¿Creo que Dios quiere concederlo, para que nuestra “alegría sea completa”? ¿Creo realmente que Dios quiere que alcancemos la plenitud de la alegría, viviendo en Jesús, pidiendo en el nombre de Jesús?

3.- “El Padre mismo os quiere...”. Jesús busca encender nuestro amor al Padre. Dice Abelardo en unos Ejercicios dirigidos a los militantes que «el mandamiento más importante no es “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”, sino que el primer mandamiento es creer que Dios me ama. De ahí nace todo. Hasta que no te des cuenta del amor que Dios te tiene, entonces tu amor en Dios es pequeñísimo. Claro, sabes que Dios te ama, que es bueno, que es tu Padre... todo lo que tú quieras, pero es que una cosa es eso, y otra cosa es que pase al corazón» (Septiembre 1979).

4.- “...Porque vosotros me queréis”. Terminemos nuestra oración con un diálogo íntimo con Jesús: ¡Qué confianza me das, Señor! Tú sabes lo débil que es mi amor hacia Ti, y sin embargo Tú dices que te queremos... Me alegra tanto oírlo de tus labios... ¡Sí, Jesús, Tú sabes que te quiero! Pero Tú quieres que te quiera mucho más. Aumenta mi amor. Que se haga práctico, operante, envolvente en todo lo que hago, digo, pienso, soy... Podemos repasar la canción de Abelardo: “¿Qué quiero mi Jesús? Quiero quererte... Quiero amable Jesús, quiero abismarme en ese dulce abismo de tu herida... Quiero perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme, y así, perdido en Ti, eternizarme”.

Oración final

«Hay que decirle a la Santísima Virgen: “Madre, que le quiera” ¿Cómo le quiero? Si me meto dentro de Ti, como Tú». «Madre, madrecita mía en la fe, haz que yo crea en el amor de Dios para conmigo, que Dios me quiere inmensamente» (Abelardo).

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