14 abril 2010, miércoles de la 2ª semana de Pascua – Puntos de oración

“Contempladlo y quedaréis radiantes”.

Esto es lo que nos dice el salmo y lo vamos a tomar como oración introductoria. La oración es un momento de escucha y de contemplación donde se activan especialmente los sentidos internos. Con los ojos de la fe contemplamos al Señor, presente en nuestra alma y presente en el Sagrario.

“Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca”.

Una manera de orar es recitar despacio los salmos, saboreando todo lo que nos dice esta palabra de Dios. Repetir una y otra vez cada frase hasta que se unifique nuestra actitud interior con lo que expresan las palabras

“Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias”.

Esta es la actitud del orante en diálogo permanente con Dios. Que todas nuestras angustias, penalidades, deseos y esperanzas las conozca el Señor. Descubriremos lo mismo que el salmista: “me libró de todas mis ansias”.

“Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias”.

Esta es la única condición: invocar al Señor, que su nombre esté siempre presente en nuestros labios y en el corazón. Que la oración, el diálogo con el Señor, sea un hábito cotidiano como lo es el comer o el dormir.

Para terminar una sencilla reflexión del texto de los Hechos:

La lectura continuada nos sigue ayudando a vivir el gozo de la Pascua. Los primeros capítulos de los Hechos narran la extensión del cristianismo por la predicación de los apóstoles. En el fragmento que leemos hoy Dios mismo interviene, por medio de su ángel, para que nada les impida seguir con su misión.

Merece la pena detenerse en lo que el Señor les dice al liberarlos de la cárcel: “Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente este modo de vida”.

Me gustaría subrayar el modo de referirse al cristianismo: “este modo de vida” (en otras traducciones “vida”). Porque el cristianismo, el evangelio, es una nueva vida, no es un elemento más que integrar en mi vida. Un nuevo modo de vida que implica a la totalidad de la persona y todas sus circunstancias. El cristiano, cuando vive así, se hace transparencia del Señor en toda su vida.

Que la Virgen nos ayude a vivir de esta manera.

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