Los hombres buscamos a Dios, de una u otra forma, pero le buscamos. Uno de los medios que tenemos son las personas que conviven a nuestro lado.
Nosotros somos referentes para tantos de nuestros compañeros que se cuestionan si Dios es verdad, si la Iglesia es auténtica,… Es una gran responsabilidad por nuestra parte el ser coherentes con nuestra forma de vida. San Esteban no tuvo problemas, llevo hasta el final las consecuencias de seguir a Jesús.
Aprendamos nosotros de él. Que sepamos ser profetas en nuestros ambientes, que tengamos el valor de denunciar lo que está mal. Quizá nos compliquemos así la vida. Pero qué más da si Cristo es nuestro pan de vida. Ya no pasaremos hambre, nuestra vida será un surtidor que calmará la sed de los hombres que buscan a Dios.