5 abril 2010. Lunes de la Octava de Pascua – Puntos de oración

Atrévete a contemplar la Resurrección de Jesús. Llega antes que la Magdalena para ver lo que pasa. Por supuesto que te lo tendrás que imaginar, pero hay tantas cosas importantes que nos imaginamos. Estás al lado de los guardias, sientes el temblor de la tierra y el cuerpo que aparece y te quedas mirando.

¿Eres indigno ve verle? No, pero también soy indigno de la comunión y de muchas cosas más y Él me llama hermano y se hace alimento mío. Es evidente que si fuese para mi bien, me haría presenciar de nuevo lo que sucedió. Si no lo veo es porque me conviene más la fe. Nos ponemos de nuevo en nuestro puesto de observación, puedes mirar la grieta de la piedra, el temor de los soldados… Párate unos instantes a pensar el sentido de esta resurrección:

Desde la Vida de Jesús como propiciación por nuestros pecados.

Desde la vida de Jesús como obediencia a la voluntad del Padre y mediante ella le glorifica y el Padre, su Padre le devuelve el honor y el cariño.

Desde la vida de Jesús como entrega de su amor. Habiendo amado a los suyos los amó hasta el infinito y no hay mayor amor que dar su vida por mí y luego llevarme con Él al cielo. Si hubiese podido sufrir más por mí ¿lo hubiese hecho? ¿Puedo tener mejor representación del amor?

Desde la perspectiva del Padre.

Desde la perspectiva de la madre.

Ahora mírale de nuevo y en concreto mira sus brazos, los agujeros de sus llagas, ¿qué color tendrán? ¿Manará sangre? ¿Por qué los conserva? ¿Se ven las cosas a través de ellos? ¿Te animarás a besarlos?

Ahora mira tus manos, tus manos pecadoras y las pones al lado. ¡Dale gracias por algo! ¡Pídele algo!

Date una vueltecita por las de los pies y acaba en la del costado. Esa no venia en el ‘pak’ de la crucifixión, pero no fue fruto del azar sino de su amor ¿qué querrá decir?

¿Qué mensaje de felicidad hay dentro de esto? ¿Te lo crees que es un mensaje feliz a pesar de que no habla de quitar el hambre en el mundo ni del dinero ni de la muerte?

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