¡SOMOS LIBRES, ESTAMOS SALVADOS! POR ESO, DESDE LO PROFUNDO DEL CORAZON EXULTAMOS, «CANTEMOS AL SEÑOR, SUBLIME ES SU VICTORIA».
(Benedicto XVI, mensaje de Pascua)
Nuestra oración de estos días no puede ser otra que el disfrutar con esta exclamación Pascual que el Papa nos ofrece. Ésta o la que a cada uno le llene el corazón en cada día de esta semana de Pascua.
La liturgia nos invita a profundizar cada día en este acontecimiento, a seguir cantando ¡este es el día en que actuó el Señor!
Y en el Evangelio los distintos personajes que van encontrándose con el Señor resucitado nos ayudan a realizar nuestro propio y personal encuentro con el Resucitado.
Hoy es María Magdalena.
En el Mensaje de Pascua con el que he comenzado estos puntos, el Papa dice también: La resurrección de Cristo ha modificado profundamente la historia, inclinándola de una vez por todas en la dirección del bien, de la vida y del perdón. ¡Somos libres, estamos salvados! Estas palabras del Papa nos ayudan a profundizar en este pasaje de María Magdalena. Esto es lo que a ella le ocurrió en aquella mañana. Descubrió que todo lo que el Maestro habría hecho con ella, ahora adquiría su sentido profundo. Todavía no había descubierto todo lo que el Señor quería darla. En este momento cuando María, al escuchar su nombre pronunciado por Jesús, descubre el sentido de todo lo que había vivido. Sus búsquedas, su pecado, su encuentro con el Señor, sus gestos de amor, el perdón del Señor… Todavía estaba incompleto; es hoy cuando cambia por completo su vida, es hoy cuando su vida encuentra el bien, la vida, el perdón.
También nosotros debemos ver así este pasaje. Hoy el Señor pronuncia tu nombre y cambia tu historia y la inclina profundamente hacia Él. El encuentro con el Señor, sique diciendo el Papa «consiste en una vida nueva, liberada del pecado, restaurada en su belleza originaria, en su bondad y en su verdad».
Al final del evangelio María Magdalena fue y anunció a los discípulos «he visto al Señor». El Papa acaba su mensaje diciendo: «salvados en esperanza, proseguimos nuestra peregrinación, llevando el canto antiguo y siempre nuevo. “Cantaré al Señor, sublime es su victoria”»
Cómo María Magdalena, nosotros queremos llevar a todos el anuncio de la pascua. Renovemos en estos días de Pascua nuestra vocación bautismal de testigos. Testigos del Resucitado, testigos del Señor, testigos del amor.