21 abril 2010, miércoles de la 3ª semana de Pascua – Puntos de oración

Petición inicial: Jesús, que no me sea indiferente la persecución de mis hermanos en los países islámicos o comunistas.

Introducción a la oración.- Al hilo de la primera lectura y de la persecución que desde el principio se alzó contra la Iglesia, abrimos nuestro corazón y nos hacemos eco de nuestros hermanos cristianos que también hoy están siendo perseguidos por causa de su fe en Jesucristo. De manera especial nos acordamos de los que viven en países musulmanes, a los que sólo el hecho de convertirse al cristianismo es ya causa de pena de muerte. ¡Qué olvidados les tenemos en nuestras cómodas iglesias de occidente!

Sería bueno que como preparación a la oración buscase alguna noticia relacionada con este tema y la leyese.

Imagino la escena.- Imagino la escena de la persecución y el martirio de Esteban, apedreado. Y de otros hombres y mujeres cristianos de entonces… y de ahora. Mezclo las escenas de la Biblia con las que he leído en la prensa. Y veo a mis hermanos perseguidos, torturados, asesinados por Cristo.

Me fijo en sus ojos y en sus labios.

¡Están alegres! ¡Y transmiten alegría! ‘La ciudad se llenó de alegría’ nos dice hoy la Escritura. Y me pregunto.

¿De dónde sacan esa fuerza y esa alegría? La respuesta no tarde en llegarme desde Jesucristo mismo en el Evangelio. Leo despacio el evangelio de hoy acordándome de los cristianos perseguidos y sintiendo que Jesús se lo dice a ellos –y a mí, si también yo soy de alguna forma perseguido-.

Y entiendo que la fuerza para vivir así en medio del martirio es doble:

                        - La esperanza en la resurrección

                        - La comunión con Cristo en la eucaristía

 

Y pienso en mis comuniones, a veces tan tibias. Y en lo poco que me acuerdo de que estamos de paso, que somos ciudadanos del cielo, peregrinos en esta tierra. Y renuevo mi amor a Cristo y mis deseos de partir al cielo y encontrarme con él.

Comunión.- Si puedo, incluyo hoy en mi plan la asistencia a misa y la comunión, acordándome también de mis hermanos perseguidos.

 

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