…se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche
Mañana es un día de estela Mariana (ayer fue nuestra querida virgen del Pilar). Y a su intercesión ponemos este ratico de oración. Para que nos alcance el Espíritu Santo, guía y fortaleza para seguir el verdadero camino que nos muestra hoy Jesús.
Me viene a la mente, al leer la primera lectura, las renuncias a Satanás (y sus obras y seducciones) que hacemos en la Vigilia Pascual. La verdad es que me está ayudando repetir esas renuncias con cierta frecuencia.
El Apóstol reconoce la posibilidad de ser arrastrados por distintas manifestaciones del pecado. Pero pone el acento en que, si somos de Cristo, las pasiones no nos dominarán y el Espíritu será quien nos guíe.
Resumiendo, podemos decir que si nos fiamos de Dios, nada malo nos sucederá. Porque Jesús nos regala su propio amor: el Espíritu Santo que rechaza todo lo negativo en nosotros; en el amor sincero hecho perdón y atención cariñosa a los que nos rodean; en poner el acento en regalar nuestra vida entera al Señor.
Pero si el mal nos ha alcanzado, no perdamos más tiempo en darnos vueltas. Entremos, por la confesión, en el torrente de misericordia y amor desbordante de nuestro Dios. Este río caudaloso de Amor arrastra y limpia las acequias más encenagadas por el pecado.
Sin duda es sabio el consejo del Salmista: complacerse en la ley del Señor, meditándola día y noche. Dice además que esto producirá frutos, que todo le saldrá bien pero, sobre todo, QUE EL SEÑOR CUIDA SU CAMINO. (Será su propio pilar).
¡Ay de los que quieran dañar, estropear y torcer la obra de Dios! Caerán y su mal hará que les falte el aliento.
Con todo esto, parece que nos está diciendo “SED CONTEMPLATIVOS EN LA ACCIÓN” Es curioso que habla “de frutos y que todo saldrá bien”. Se entiende que es según el Evangelio; ya sabemos que seguir a Jesús implica cruz, renuncia y no ver inmediatamente los resultados… Pero de lo que estamos seguros es que SÍ HABRÁ FRUTO Y TODO SERVIRÁ PARA BIEN, incluso el mal que podamos padecer.
En el Evangelio: ¡cómo sorprende ver a Jesús descubriendo el pecado a los Fariseos! Pecado de injusticia y falso amor a Dios; pecado de apropiarse los primeros puestos y querer aparentar; pecado de hipocresía al cargar en otros lo que uno no hace.
Con la ayuda del Espíritu Santo profundizamos en nuestro propio pecado para sabernos redimidos. Pues nosotros podemos volver sobre nuestros pasos errados del pasado. Y negar a Jesús por apoyarnos en nuestras solas fuerzas (como S. Pedro)
Quizás nos ayude proponernos enmienda y pedir gracia para enamorarnos más y más del Señor, que es grande, amor, delicadeza, ternura y todo corazón.