8 octubre 2010, viernes de la XXVII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Petición al Espíritu Santo: “Ahuyenta al enemigo, pronto concédenos la paz. Sé nuestro director y nuestro guía para que evitemos todo mal”

“Vosotros decís que yo echo a los demonios con el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios…”

“Otros para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él leyendo sus pensamientos les dijo: Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino?

El texto del evangelio de este día va directamente al grano. Soy testigo de una disputa entre Jesús y sus acusadores.

¿Entre quienes me encuentro yo?

Jesús hace unos momentos ha expulsado un demonio de una persona. Ante este poder y signo de Cristo, los acusadores ven en ello que se debe al poder que recibe de Belcebú, el príncipe de los demonios.

Pero esto no tiene sentido, como argumenta Jesús. ¿Cómo Satanás va a entregar su poder a Cristo para que le destruya y expulse?

Pone otro ejemplo para aclarar que un reino dividido en guerra civil se autodestruye, desaparece. Habrás visto documentales históricos y bélicos, en cualquier parte del mundo, donde se confirma esta afirmación. Las guerras civiles son fratricidas, se destrozan entre ellos y la nación o pueblo desaparece. Pero esta destrucción se pone de manifiesto entre nuestros amigos y familias cercanas. Se multiplican las familias rotas… matrimonios rotos engendran familias destrozadas. Es rupturas se manifiestan en familias de vida consagrada dentro de la Iglesia. Cuando el maligno penetra en el corazón de una persona queda dominada por el mal. El mal se quiere justificar siempre por medio de la división, mentira y oscuridad.

Señor, nos molesta que demuestres tu poder y saques a la luz las obras malas. Tú desenmascaras las obras del maligno.

Concédeme, Señor en este día librarme del mal. Te lo pido todos los días en el Padre nuestro.

Si el mal no anida en mí entonces mis obras serán buenas.

El reino de Dios está en medio de nosotros pero hay que descubrirlo. Los signos y milagros del Señor a lo largo de toda su vida pública es hacer presente el Reino de Dios. Yo puedo hacer presente también el Reino de Dios si descubro y realizo a lo largo del día la voluntad de Dios.

Ayúdanos Señor en este día a permanecer a tu lado. Tú nos recuerdas con claridad: “El que no está conmigo, está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama”.

Que Santa María nos ayude a repetir a lo largo del día esa petición que nos propone San Ignacio de Loyola en el libro de los Ejercicios Espirituales. “Que te conozca, que te ame y que te siga”

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