21 octubre 2010, jueves de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Tomamos referencia inicial de la primera lectura para hacer la oración.

Pablo les dice a los cristianos de todos los tiempos que ‘lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano’

Petición: Pedimos al Señor que se cumpla en nosotros esta promesa de Pablo. Repetimos la petición ‘Hazme Señor, conocer la verdad de tu amor’

Contemplación: La oración de hoy va a ser contemplando a Cristo en la cruz. Si hay un lugar donde podemos comprender el amor cristiano es ahí, en el mayor signo de amor. Una verdad que trasciende toda filosofía, que está por encima del conocimiento del mundo. ¿Acaso puede entender el mundo esa locura de amar al enemigo, de dar de lo tuyo, de compartir con el que no tiene hasta, como decía la beata Madre Teresa de Calcuta, hasta que duela?

Mirando a Cristo en la cruz, contemplo:

  • lo ancho de su amor. Miro a sus brazos, de un lado a otro, clavados a la cruz, su pecho jadeante, su corazón palpitando, de un lado a otro del madero. Abiertos para abrazar a todo el mundo.
  • lo largo de su amor. Un amor que abraza a todos los hombres y a todos los tiempos. Desde el inicio hasta el final de la historia.
  • lo alto de su amor. Y contemplo la cruz de arriba abajo, que une cielo y tierra, al hombre pecador y a Dios. Y veo sus latigazos, sus pies clavados, su cabeza agujereada por las espinas… Y sé que Dios Padre me contempla en su Hijo. Que Cristo en la Cruz ha unido humanidad y divinidad. Lo alto y lo profundo.
  • lo profundo de su amor. Un amor que llega a lo más profundo, que se adentra en el misterio del pecado, de la ignominia, del abajamiento. Pero es la profundidad de la misericordia que acoge, del corazón abierto y llagado para amar, la profundidad infinita del amor sin límites.

Y contemplando sin prisas a Cristo en la cruz entiendo la frase del evangelio -«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!’

Y recuerdo el tengo sed de Jesús en la cruz. Sed de amar, sed de que ese amor llegue a todo el mundo, fuego de amor.

Y miro a Cristo y siento que me pide que prenda de su fuego todo el mundo. Y que si es necesario pase por el mismo bautismo que es la cruz, que me una a su angustia. Y que así ese amor llegue a todos los hombres.

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