16 febrero 2011, miércoles de la sexta semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

‘Un pacto de amor’

Hoy tomamos como referencia para nuestra oración la primera lectura, el relato del Diluvio universal que nos narra el Antiguo Testamento.

Leemos el relato con tranquilidad, imaginándonos las acciones que se nos narran. Especialmente nos fijamos en el momento final, en las palabras del Señor en las que nos promete que jamás volverá a haber un diluvio que aniquile la vida sobre la tierra.

El arco iris es señal y símbolo de esa promesa. El Señor conoce el corazón del hombre, en el que habita el mal desde la juventud. ¿Cómo no reconocer en estas palabras la realidad de mi propia pobreza y pecado? En verdad el mal habita en mí. Aunque a veces no lo quiera, mi debilidad hace que haga el mal que no quiero y no el bien que deseo.

Pero el Señor hizo una alianza de amor, un pacto irrevocable. Jamás volverá a aniquilar la vida. Lo que va a aniquilar es el pecado con su amor. Y es que a la primera alianza, siguió un nuevo pacto de amor. La segunda alianza, la definitiva, que se consuma en la cruz de Cristo.

Contemplamos a Cristo en la Cruz y mirándole oímos la voz del Padre, que en una nueva alianza dice al mundo que no volverá a maldecir la tierra porque está regada con la sangre de su hijo, que cada vez que mire el corazón del hombre, verá el de su hijo traspasado.

Me comprometo también yo en un pacto de amor. Y en coloquio con Cristo le ofrezco mi vida, mi fidelidad, mi amor.

Quizás hoy vuelva a salir un nuevo arco iris tras la tormenta. Quizás la vida vuelva a brotar en mi tierra y en la tierra. Quizás el Señor me mire de nuevo con amor de Padre, al contemplar en mí a su hijo, al Hijo muy querido. Porque el amor de Cristo en la cruz abarca la tierra entera, de oriente a occidente, como lo abraza el arco iris.

Porque la firma de ese amor está sellada con la sangre, con su propia sangre.

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