“Señor te bendigo por que me das,
si nada me das, también te bendigo.
Te sigo riendo si entre rosas vas.
Si vas entre espinas y zarzas te sigo.
Contigo en lo menos, contigo en lo más,
y siempre contigo, pues eres mi amigo y conmigo vas,
y siempre contigo, pues eres mi amigo
y conmigo estás.
Dame tu sonrisa, dame tu dolor,
como todo mi amor de Ti lo recibo.
Si La vida pides, La vida te doy,
pues todo lo mío de Ti lo consigo
Yo quiero Dios mío, contigo sufrir.
Capricho de amores, de dos corazones hacer un latir,
y morir contigo, y morir contigo , para en Ti vivir.
Hoy día de su cumpleaños de Abelardo, no puedo menos de hacer una referencia a él y referirme a su espiritualidad que nos puede servir de referencia para la oración. Para muchos el encontrarse esta letra, puede suponer bastante para llenar no sólo el rato de oración sino toda una vida pues muestra una entrega total en ese final “de dos corazones hacer un latir” mucho amor encerrado hay a Jesucristo en toda ella.
Yo le empecé a conocer cuando nos visitaba por Salamanca cuando empezaba. Luego en sus intervenciones en Jornadas y en las ideas que nos daba para la oración y después tantas veces que ¡cómo no agradecer tanto bien recibido!
A todos nos impresionó mucho la grabación de la charla sobre la oración, que le pidieron. Fue tan impresionante, que le pidieron lo grabara en disco:”Un seglar descubre la oración”. Ese disco lo llevábamos por las clases y residencias para que lo escucharan los jóvenes. ¡Cuántos se apuntaron a hacer Ejercicios con él! Muchas cosas podemos comentar del disco. Ahora se puede escuchar de nuevo con motivo de los 80 años en la página Web.
“A mi la oración me resuelve todos los problemas”
Esto dice en el disco y lo prueba, como hacía siempre con abundantes ejemplos suyos, prácticos. ¿Por qué? Porque se dejaba en las manos del Señor y su Madre.
¿Qué ocurrirá si hiciéramos esta entrega en confianza en nuestra oración?
Hay una segunda idea que nos repetía: “Un militante, no pone pegas; las resuelve”. Ahora podemos entenderlo por lo que decía en la primera.
Y la tercera idea es que nos quería santos y para ello: MARÍA.
La Milicia es María- nos repetía una y mil veces y cada uno es la Milicia, luego cada uno María.
Recuerdo unos puntos sobre el nombre de la Virgen. Me quedé con la boca abierta: ¡Qué maravilla! Nunca había oído hablar tan bonito de la Virgen. Desde entonces ¡Qué dulce es su nombre al corazón!
Nos lanzaba a la acción con el dulce nombre de María siempre en el corazón y volvíamos radiantes al círculo del sábado siguiente a contar nuestras aventuras.
Quizá no sean unas ideas para la oración, pero si llevamos su nombre a la oración, si la miramos, nos encenderá hacia la santidad saltando por encima de las dificultades (pegas) resolviendo todos los problemas. MARÍA.