Salmo 40
Puse toda mi esperanza en el Señor;
Él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito.
Me sacó del hoyo mortal, de la charca fangosa;
Afianzó mis pies sobre la roca, dio firmeza a mis pasos.
Puso en mi boca un canto nuevo, un himno al Señor.
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.,
Y no se va con los idólatras, que corren tas el engaño.
¡Cuántas maravillas has hecho, Señor Dios mío!
¡Cuántos proyectos para nosotros! No hay nadie como Tú.
En la oración de hoy nos vamos a fijar en que dentro de unos días se celebran los 50 años de la Milicia en España y los 25 en el Perú. Para nosotros, es un acontecimiento familiar tan importante que conviene irle viviendo desde ahora. Las principales actitudes son: la acción de gracias, la petición por nuestras necesidades y la petición de perdón por nuestros errores y pecados.
Sugiero hacer un poco de Lectio Divina sobre el Salmo 39-40, cuyas primeras estrofas son las que he copiado arriba. Se trataría de una oración fundamentalmente de acción de gracias. A mí este tipo de oración sólo me sale sentado ante una mesa, con la Biblia abierta y leyendo y repitiendo los fragmentos que deseo, por ejemplo el primer verso: Puse toda mi esperanza en el Señor. Lo repito varias veces para que penetre en mi alma, lo reposo, pienso en sus implicaciones en mí, en cómo lo practicó María… y lo repito lentamente.
A su ritmo puedes ir recorriendo las principales vicisitudes de la Milicia a lo largo de su corta historia, como nos ha ido sacando sucesivamente de los diversos hoyos mortales. Del Hogar del Empleado, una obra grandiosa que en la actualidad está totalmente arruinada. Luego la crisis de no contactar con jóvenes nuevos solventada por la operación Instituto. Después la de los 92 en el entorno de la muerte del Padre, con una especie de desorientación del demonio. Ahora estamos en otra y esperamos con ilusión como se las va a arreglar la Virgen para que el Señor nos saque a nosotros, ojala que con la unidad y en todo caso que nos saque adelante a nosotros, a los otros, a la Milicia de las chicas, a…
Él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito.
También puedes mirar a otras instituciones que aparecieron cuando nosotros y aún más tarde y son como árboles frondosos donde se cobijan multitud de aves de la Iglesia y te alegras y das gracias por ellos. No sé por que designios de Él o por qué deficiencias nuestras, siempre fuimos pocos, y ahora menos, pero miro a Jesús que así me quiere y sonrío, y estoy contento. Mi vocación es ser como Tú quieres que sea.
También puedo mirar a mi propia historia, en especial si soy militante, con sus hitos, con sus fracasos que me dan humildad, con…
Y luego vuelvo a leer el salmo…