21 febrero 2011, lunes de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

‘¡A que no puedes!’

Nuestra oración de este día es un reto al Señor.

Al hacer la lectura me ha llamado la atención la expresión de Jesús cuando ponen en duda el que pueda hacer el milagro: ‘Si puedes…’ le dice el padre del niño endemoniado – ‘¿Si puedo?’- le responde el Señor.

Con los navarros funciona bastante bien –según dicen- el retarles con un ‘¡A que no puedes!’ para conseguir que hagan algo. Podemos probar en la oración con la misma técnica cara al Señor.

¡Señor, a que no puedes…!

Súplica: ¿Qué es lo que hay en mi vida que creo que nadie, ni siquiera Dios, puede vencer, puede superar? ¿Qué limitaciones, qué miserias, qué pecados? Hoy es un día para suplicarle al Señor, para reconocer mi poca fe, para retarle.

Sí, también yo tengo mis espíritus inmundos que quieren acabar con mi vida, con la vida de la gracia en mí. También hace muchos años que estoy poseído por ellos y habitan ya en mí como en su propia casa. Hasta casi ser incapaz de imaginarme mi vida sin ellos.

Aumento de fe: ‘Señor, creo, pero aumenta mi fe’. Este grito es el más común en todos nosotros. Creemos… a medias. Tenemos fe, pero es débil. Sabemos que para Dios no hay nada imposible… salvo algunas cosas.

La mayor gracia que debería concedernos el Señor es librarnos del demonio de la duda. Que aumente nuestra fe y confianza en él. Llegar a tener una confianza audaz, a lo Teresita de Lisieux, sin límites en su amor de Padre hacia nosotros. Si un padre de la tierra hace cualquier cosa por su hijo enfermo –como vemos en el pasaje-, ¿que no hará el Padre de los cielos por sus hijos enfermos de pecado en la tierra?

Que nuestra falta de fe sea un aliciente para que el Señor se vuelque más todavía. No tengo fe, mi Dios, pero si en verdad eres Todopoderoso…

Oración y ayuno: Acabo mi oración con un propósito. Con estos demonios hay que, como dice Jesús, emplearse a fondo. Con oración y ayuno, si uno quiere que salgan. Por eso también en mi oración saco la decisión de hacer oración y algún gesto de penitencia para pedir con todo mi ser –cuerpo y alma- que me libre de esos demonios. Pienso en algún pequeño gesto que pueda vivir así a lo largo del día.

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