I. Antes de empezar nuestra reflexión sobre el evangelio de este día, me gustaría que cayéramos en la cuenta de una aparente o real contradicción.., la cual dejo a vuestra consideración.
- Pareciera que la afirmación de Mc. 9,40: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro.” no concuerda muy bien con Mt. 12,30 y Lc. 11,23: “El que no está conmigo esta contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.”
- La contradicción no es más que aparente. Creo que el contexto en que Lc. refiere su frase y en el que la refiere Mc. es muy distinto.
- S. Lucas lo coloca en el debate de Jesús con los fariseos a propósito de los exorcismos, en el que aparecen claramente deslindados dos campos netamente irreductibles.
- En cambio, en el contexto de Marcos no aparece esa irreductibilidad de campos. Los discípulos que siguen a Jesús no son los únicos partidarios de Jesús. (Cf. La Sagrada Escritura, Profesores de la Compañía de Jesús, BAC, Tomo N.T. I).
II. Otro detalle interesante es que en este evangelio tenemos la única intervención personal de Juan en toda la tradición sinóptica.
III. Pero vayamos al centro del texto que nos ocupa, para centrar nuestra atención en la oración de este día, y descubrir algún tema que pueda servirnos de provecho para nuestra vida....
- Me parece que con facilidad confundimos lo que es el celo apostólico, con eso que podríamos llamar monopolio apostólico…
- ¿De verdad, que nunca nos hemos sentido heridos por alguna usurpación imaginaria en el campo de las almas.., o por algún derecho conculcado en nuestro quehacer cristiano…?
- Dudo mucho de que no tengamos alguna experiencia en este sentido, si es que llevamos ya algún tiempo trabajando en la Iglesia…
- ¿Estamos más preocupados por la posición de grupo, que por liberar del pecado a aquellos que se encuentran en poder del demonio…?
- Entonces nos está pasando lo que a Juan…
- ¿No tenemos la misma actitud en el momento actual, cuando no participamos en causas dignas por alguna de estas razones..?
- No han sido organizadas por nosotros, o contando con nosotros...
- No están en relación directa con quienes nosotros trabajamos habitualmente…
- No se plantea la causa como nosotros lo haríamos.
- O porque no vamos a ser suficientemente reconocidos en el hecho si colaboramos con ello…
- Si alguien se ha caracterizado en la Iglesia por el celo apostólico han sido los santos. Hace tiempo tuve la oportunidad de leer un trabajo sobre “El celo apostólico en Teresa de Lisieux”, y me encantó la reflexión y las conclusiones a las que llegaba su autor. Me vais a permitir que como conclusión de estos puntos esboce los epígrafes de este trabajo, pues pueden ser inspiradores no solo para nuestra oración de hoy, sino para nuestro quehacer apostólico.
- Los principios inspiradores del celo apostólico:
- Principio general: El Amor de Dios.
- Principios subsidiarios:
- La Pasión de Cristo.
- El pensamiento de la eternidad.
- El deseo de reparación.
- la cooperación con el Señor.
- El valor de un alma.
- Las cualidades verdaderas del celo apostólico:
- El verdadero celo apostólico es insaciable.
- El verdadero celo apostólico es audaz y valiente.
- El verdadero celo apostólico se manifiesta en la oración y en la acción.
- El verdadero celo apostólico va unido al sufrimiento.
- El verdadero celo apostólico está creciendo siempre.
IV. Decía S. Teresa de Lisieux: “La gloria de mi Jesús, he ahí todo”
- El celo apostólico no puede tener otro motor ni otra motivación que esta: ¡La Gloria de Dios y el bien de las almas!
- Que a la luz del Evangelio de hoy nos examinemos, no sobre monopolios personales conculcados o ya perdidos…, sino sobre Amor de Dios y salvación de las almas, realidad hoy más actual y necesaria que nunca…