“Esposo de la Virgen, Custodio del Señor, llévanos a María, y por María a Dios”
Así nos enseñó el Padre Morales a invocar a San José, y ésta puede muy bien ser la puerta de entrada para nuestra oración en este día. Nada mejor que adentrarnos en el mundo de Dios de la mano de este maestro de oración.
En Oriente se celebraba ya en el siglo V esta fiesta, que posteriormente se ha extendido a toda la Iglesia, como no podía ser de otra manera.
Si nos fijamos en las oraciones de la Misa del día, tenemos materia abundante y profunda para entrar en ambiente de comunión espiritual.
a) En la oración colecta se destaca la fidelidad de José: “Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación a la fiel custodia de San José”. Es un guía seguro amoroso, defensa y sostén en la pobreza del trabajo cotidiano y en la tormenta de la persecución.
b) En el prefacio se destaca a José como padre de Jesús. Fue el “servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia, para que haciendo las veces de padre, cuidara tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo”
c) En la oración sobre las ofrendas se pide que el Señor nos conceda servirle “con un corazón puro como san José, que se entregó por entero a servir a tu Hijo”. Hizo todo lo que le había mandado el ángel del Señor. Obediencia inspirada en una gran fe, porque ésta debía ser extraordinaria para un prodigio fuera de lo normal.
d) En la oración después de la comunión domina la súplica: “Señor, protege sin cesar a esta familia tuya, que ha celebrado con gozo la festividad de San José participando en la Eucaristía, y conserva en ella los dones que con tanta bondad concedes”
José es el hombre “justo” del que nos habla el Evangelio, con todo el significado que encierra este calificativo. Justo, bueno, fiel…..amigo de Dios
También él tuvo que vivir las vicisitudes de la vida, la incertidumbre, el desconcierto, la emigración, el monótono trabajo de cada día…
Si queremos tener intimidad con Dios, hemos de hacernos muy amigos de San José.
En la oración de hoy no podemos pasar por alto que es el día en que se celebra el día del seminario, con el lema tan precioso de este año: “EL SACERDOTE DON DE DIOS PARA EL MUNDO”
Nuestra petición más intensa sea hoy por los seminaristas y por los sacerdotes, por los de hoy y por los que el Señor sigue llamando. La Iglesia necesita vitalmente sacerdotes, muchos y santos.
Que nuestra Madre, Reina de los sacerdotes, nos aumente hoy la devoción a San José y ponga ante Jesús nuestras peticiones por los sacerdotes y seminaristas.