3 marzo 2011, jueves de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El evangelio de este día, en su sencillez, está lleno de contenido.

Para seguir a Jesús es necesario verse necesitado de Él. Bartimeo ha oído hablar de Jesús y confía en que pueda curarle. Escucha que va a pasar a su lado y cambia su suplica de limosna por otra llena de fe. La comitiva va “camino de Jerusalén” donde el Mesías, el Hijo de David, va a consumar su obra redentora, como ha anunciado a los discípulos. Los sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, ponen de relieve este viaje a Jerusalén. Bartimeo teme ese pasar de Jesús pues si no lo aprovecha tal vez no vuelva a pasar y pide lleno de fe. La gente le regaña y él suplica con mayor insistencia. Jesús inicia con él un diálogo salvador que concluye con su curación y su puesta en camino tras Jesús.

En nuestra oración buscamos a Jesús que pasa por el camino de nuestra vida y en nuestra pobreza le suplicamos nos auxilie. “Jesús, Señor, ten misericordia de mí”. Así ha rezado la Iglesia por siglos como atestigua la obra clásica: “El peregrino ruso”. Nosotros también podemos acudir a Jesús de esta manera. “Señor creo pero aumenta mi fe”. Usa aquellas palabras que la meditación haya encendido en tu corazón; tal vez la uses durante una larga temporada. Ese diálogo con Jesús iluminará tu vida y la fortalecerá de tal forma que podrás seguirle como Bartimeo.

La “oración de Jesús” busca, en la tradición de la Iglesia, que la oración sea perseverante: “orad siempre sin interrupción”. Es decir realizar esa conversión continua del corazón a Dios en que consiste la vida cristiana. Pídelo hoy tú también en tu oración; oramos para vivir. ¡Señor Jesús, que siempre vea lo que te agrada para mí y reciba tu gracia para secundarlo!

Archivo del blog